Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Allá por los años 50 o 60, el entonces gobernador de Tlaxcala invitó a un grupo de reporteros de la ciudad de México a su entidad para que comprobaran el sistema de riego con el que su Gobierno había dotado a los agricultores locales para beneficio de sus cosechas. Los chicos de la prensa viajaban todos en el mismo autobús. Transitaban por la parte seca de la región, no veían ningún verdor ni sistema de riego alguno. El jefe de prensa del Mandatario tlaxcalteca recorrió el pasillo del vehículo repartiendo sobres entre los pasajeros. Enseguida, los viajeros se percataron del contenido de los sobres: Dinero en efectivo. Ya vieron, exclamó el más cínico o ingenioso de los periodistas- ¡qué verdes están los chayotes de aquel sembradío! Sí, afirmaron todos mientras contaban la cantidad de dinero contenida en los sobres.

Carlos Denegri, considerado el mejor reportero del país y de América Latina, y en opinión de Julio Scherer, también el más vil. Denegri fue un periodista leyenda, inmoral y excéntrico desde 1938 hasta el último día de su vida en el año de 1969, cuando fue asesinado por su esposa.

Considerado el creador de la columna política y el padre del chayote desde que se llamaba embute, Denegri fue influyente y polémico y a la vez odiado y temido por políticos y empresarios. Su columna Miscelánea Política, era la más leída en los círculos del poder, pero curiosamente el señor Denegri cobraba más por quedarse callado que por publicar. La novela «El vendedor de silencio» retrata la vida de Carlos Denegri, un periodista muy codiciado, buen cronista, poliglota, que, sin embargo, usó todas sus habilidades para enriquecerse rápidamente. Denegri era políglota porque peregrinó en varios países porque su padre fue un político importante y embajador de México en Alemania, Bélgica, y cónsul en Nueva York. Entonces Denegri aprendió a hablar inglés, francés y alemán muy bien. Enrique Serna comenta sobre la columna que Denegri escribía en el Excélsior por medio de la cual obtenía dinero, ya que todas las menciones que realizaba en la misma eran pagadas. Le pagaban por elogiar o atacar o callarse lo que sabía, era lo que mejor le pagaban… Su silencio. Fue un hombre que industrializó el chayote antes de que esa palabra se utilizará como tal. Denegri hizo de su pluma un gran negocio, fue parte del andamiaje de poder que definió durante décadas la relación entre los políticos y los periodistas. En su novela, Enrique Serna descubre a un personaje del México posrevolucionario, donde entre militares y licenciados casi todos lame suelas y felones, construyeron un inmenso santuario de bribones cuya huella no acaba de borrarse. Mandatarios, ministros, industriales, cantantes, estrellas y literatos entre los periodos de Carranza y Echeverría aparecen en las páginas de El vendedor de Silencio, donde el Serna al que tanto admiramos sus lectores deja pocos calzones sin bajar. Carlos Denegri (1910-1970) fue reportero y columnista estrella del periódico Excélsior durante 30 años. Fue considerado el Rey Midas del cuarto poder, debido a que vendía no sólo sus palabras, sino sobre todo su silencio. Enrique Serna, autor de un soberbio retrato de Carlos Denegri, presentará en Durango su novela sobre este personaje este 5 de diciembre a las 18:00 horas, en el museo Francisco Villa (dónde más). Será un lujo escucharlo.

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