El exterminio de nuestros indígenas, ausente en el oficioso 458 aniversario (Parte 2)
09/07/2021 - Hace 3 años en MéxicoEl exterminio de nuestros indígenas, ausente en el oficioso 458 aniversario (Parte 2)
Por: Primitivo Ríos
La historia oficial ha dejado a un lado a los pobladores originarios de estas tierras. A 458 años de distancia es un imperativo ético deslindar territorios: el de quienes llegaron a realizar aquí verdaderos despojos, exterminios y atrocidades -es decir, los llamados “conquistadores”- y el de los defensores de sus tierras, de sus orígenes, su vida y su cultura, es decir nuestros heroicos indígenas.
Las celebraciones oficiosas de la fundación de la ciudad de Durango representan un insulto, un oprobio a esta historia de exclusión, racimos y masacres ya que por principio ético nuestro deber es pedir perdón a nuestros antepasados originarios de estas tierras y a partir de ahí reconstruir la interpretación de esa historia para reconocer el verdadero papel que cumplió cada quien en los acontecimientos que fincaron lo que hoy somos, el Durango y el México actuales.
El 8 de julio de 1563 fue fundada la ciudad de Durango por el conquistador español Francisco de Ibarra. Este hecho acontece en el proceso conocido como la Segunda Conquista de México cuando los conquistadores deciden avanzar hacia el norte y noroeste de México y el sur de Estados Unidos, dando origen a La Guerra Chichimeca entre 1550 y 1600. La Gran Chichimeca era en nombre de la confederación de naciones o tribus nómadas o seminómadas del norte de la Nueva España conformada por Caxcanes, Tecuexes, Pames, Chinamecas y Jonaces, Guamares, Guachichiles y Zacotecos, Cocas.
Los chichimecas eran hombres sumamente valerosos, excepcionales arqueros y diestros en la guerra de guerrillas, conocían bastante bien el escenario de la guerra. Los conquistadores nunca esperaron combatir en estas circunstancias a los pueblos originarios. Perseverantes hasta llegar a infundir verdadero terror entre los conquistadores. Se opusieron con firmeza, dieron su vida para impedir ser tratados como esclavos y por preservar su cultura y cosmovisión.
En 1606, la rebelión indígena de los nativos Acaxees fue en respuesta a las condiciones inhumanas y humillantes en que los mantenían en las minas; en 1616 la rebelión tepehuana contra los usurpadores, fue el movimiento insurgente más importante de la Nueva Vizcaya en el siglo XVII.
Al final, los conquistadores vencieron, enarbolando en una mano el estandarte evangelizador y en la otra, la cruel espada asesina. Su verdadero dios lo fue el oro y la riqueza. La masacre y el baño de sangre contra los pueblos originarios fue brutal. El relieve ubicado en la plaza Fundadores es muy elocuente
A quienes debemos honrar, por su dignidad y amor a su tierra, es a los pueblos originarios quienes ofrendaron su vida en defensa de sus orígenes y riquezas culturales.