Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Desde sus inicios en 1984, el grupo musical Flor y Barro se ha convertido en una interesante propuesta que rescata tradiciones musicales andinas y de Durango. Este grupo de música latinoamericana fue formado por profesores de educación primaria. En un inicio fue constituido para musicalizar el espectáculo “Bajo el Sol de Latinoamérica” que incluía música, danza, poesía y teatro. Posteriormente se mantuvo la unión, pero con el objetivo de realizar investigaciones en el campo de la música mexicana, más propiamente en lo que concierne a las tradiciones de Durango. Flor y Barro es un grupo que ha estado adscrito al Instituto de Cultura del Estado de Durango y que musicalmente hablando se ha convertido en emblema del Instituto, pues desde sus inicios hasta la actualidad, sus composiciones y covers se han colocado en el gusto de los duranguenses, esto a la par del desarrollo musical que a raíz de varias y diversas investigaciones sobre las raíces culturales del estado de Durango han realizado. Flor y Barro ha musicalizado diversos espectáculos entre ellos las puestas en escena de la compañía Korián, ha musicalizado también Coral Latinoamericano en coordinación con la compañía Mestizo, de la Universidad Juárez del Estado de Durango. El grupo se ha presentado en diversos escenarios importantes al interior del país, en algunas ciudades norteamericanas así como en algunos países de sudamérica, incluyendo a Brasil y hasta Europa han llevado a Durango. Durante 35 años, Jesús Martínez Cabral, Rubén González Alvarado, Dolores Salazar Álvarez, Francisco Padilla Hernández, José Miguel Escobedo, Gerardo Márquez González y Jesús Soto Valles, han subido al escenario para compartir con los duranguenses el gusto de mantener vivo bella música que deleita los oídos y anima el espíritu. Desde sus comienzos, Flor y Barro se convirtió en un proyecto que durante tres décadas y media ha contribuido a fortalecer el sentimiento de pertenencia y la estima por Durango mediante el conocimiento y exposición de las riquezas culturales, naturales y folclóricas que nos identifican como estado, enalteciendo a su vez su historia y su gente. Mucha música y sabor mexicano es lo que ofrece el grupo en sus conciertos didácticos. Se trata de música de reflexión, de propuesta, melodías que invitan a reconsiderar nuestros orígenes culturales, ése es el ritmo que el grupo Flor y Barro propone. Escuchar a Flor y Barro es una invitación a conocernos mejor, una provocación para renovar el orgullo de pertenecer a esta tierra bendecida por Dios. Una llamada a adueñarnos de lo que tenemos, una invitación a recordarnos que los duranguenses tenemos una magia especial que todo mundo la siente pues somos gente única, una tierra llena de sueños que hace que el que llegue se quiera quedar. Eso sucede cuando escuchamos a este conjunto de músicos talentosos que a diferencia de muchos artistas están convencidos que el mejor vehículo para llevar mensajes con valores es la música, un idioma universal capaz de transmitir sentimientos y mover emociones. Toda proporción guardada, desaparecer a esta agrupación sería como cerrar el museo Francisco Villa, además atentaría contra la trayectoria y el prestigio de una agrupación musical que le da identidad al Instituto de Cultura del Estado de Durango y pone en alto a Durango.

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