Infancia es destino
Por: Luis Alberto J. López Chávez
No lo analizamos muy a menudo, para muchos de nosotros es difícil cuestionar o poner en tela de juicio las decisiones que tomamos día con día, ¿Hice bien o mal tal o cual cosa? ¿tomé una decisión correcta o equivocada? Mas allá del dilema moral que esto genera, no existe lo bueno y lo malo, simplemente se trata de asumir las consecuencias de nuestros propios actos, convenientes o no.
Muchas de las determinaciones que tomamos están precedidas por esa aseveración, en México, la mayoría de edad inicia a partir de los 18 años; Dependiendo de las legislaciones, en otros países puede ser antes o después, no obstante, eso no determina que las decisiones que tomamos estén cimentadas en la madurez, hay personas que envejecen y mueren sin jamás haber podido tomar una determinación madura. Viven y mueren como niños.
Es complicado hablar sobre las decisiones y sobre todo si estás recaen no solamente sobre quien la toma, sino también sobre una pareja, una familia, una comunidad o un país entero, efectivamente, todos cometemos errores, y el estado de perfección no existe, se trata más bien de buscar una constante e inconclusa mejora hasta el final de nuestros días. Pero ¿Qué pasa con quienes tienen el destino de un país entero en sus manos? No todos los lideres toman decisiones infantiles; Mandela, por medio de la protesta pacífica, sentó las bases para un Sudáfrica y un mundo más justo, sin embargo, en contra parte podemos remontarnos a Hitler y la seguidilla de decisiones que llevaron a todo un pueblo a enfrentarse con el mundo y posteriormente a la ruina.
Pueden ser figuras estoicas, venerables, carismáticas, con liderazgo, pero muchas importantes a lo largo de la historia jamás dejaron de actuar como niños, esas decisiones impulsadas por el poder absoluto se ocultan bajo el manto de la arbitrariedad, pero considero, que va más allá, tiene que ver con asuntos no resueltos en la niñez que siguen persiguiendo a cada cual.
En México es una historia parecida, en el pasado decisiones infantiles de presidentes han recaído en consecuencias funestas para toda la población, es difícil nombrarlas porque cada seis años se repiten de manera casi sistemáticas.
Sería importante y prudente no solo enfocarse en el liderazgo que ejerce una persona a la hora de tomar las riendas de una nación, sino también en sus conflictos de la infancia no resueltos; vemos la salud mental como un tema poco importante, y consideramos que alguien es mentalmente estable solo porque es funcional, todos tenemos conflictos, unos más que otros, lo importante es estar conscientes de ellos e intentar resolverlos; la salud mental va desde la persona que no puede valerse por sí mismo a la que toma decisiones desde el infantilismo, por que como dice mi madre: Infancia es destino.
Twitter: @luislopezdgo