Por: Quetzal Herrera

Durante muchos años la radicalización en la política bajo una sola ideología o postura política, delimitaban tanto las decisiones gubernamentales como el estilo de vida de los ciudadanos dirigidos tan solo a dos rutas, o como reza el dicho “aquí no hay más que dos sopas”, pues la hegemonía de un solo partido permitía este tipo de prácticas que muchos señalaron y criticaron, y desde luego tomaron como bandera para obtener lo que el tiempo terminaría por darles la razón, por lo que ejercer las prácticas políticas antiguas terminan por no satisfacer a la opinión pública, ya que no solo hablamos de que es “blanco o negro”, hoy sí debe existir la posibilidad de que el “gris” sea un color como alternativa.

Ya en la práctica, hablamos que el diálogo y los acuerdos deben ser parte de las políticas públicas, y esto viene a colación por la denuncia que hicieran hace unos días los gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN), quienes han sido el principal contrapeso del Gobierno Federal en cuanto a la implementación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), ya que primero se pronunciaron por analizar de manera detallada las reglas de operación de este nuevo sistema de salud en el país; posteriormente lograron con el comité en la materia establecer los criterios que a su juicio sería conveniente operar desde las entidades, ahí Jorge Alcocer, secretario de salud “palomeó” un acuerdo previo con los nueve representantes de los estados, mismo que ya frente al Jefe del Ejecutivo todo lo anterior quedó sin efecto, pues la postura de López Obrador es, y seguirá siendo, que se adhieren en los términos establecidos o de plano quedan fuera, y con ello no ofrece alguna alternativa para el diálogo. Acción que el grupo de gobernadores denunciaron vía redes sociales, asimismo expresaron su inconformidad ante esta postura.

En una de las mañaneras de esta semana, también el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, expuso como ejemplo a quienes “en los aeropuertos” le reclaman por alguna acción que implementa su administración, y justifica que el primer cuestionamiento que les hace es si en el 2018 votaron por él o por otro candidato, en pocas palabras existe una segmentación electoral a un año y medio del proceso electoral de quienes le confiaron en las urnas su confianza y quienes no; me parece que con este ejemplo queda claro que “el gris” tampoco es alternativa, pues siempre hemos dicho que se gobierna para todos los mexicanos, y nadie en su sano juicio deseamos que a México le vaya mal, incluso soy de los que desea que a él también le vaya bien, pero igual estoy convencido que debe ceder en cuanto a las formas de expresarse para evitar esos polos opuestos, pues quien sería el principal beneficiado de fomentar los acuerdos y la unidad sería él.

El radicalismo no solo en ideología, sino en todos los actos sociales, empresariales y de Gobierno, no son del todo benéficos para el desarrollo de los pueblos, porque no debemos de perder de vista que existe una línea muy delgada entre una posición radical en la toma de decisiones, con la firmeza para ejercer autoridad; en el primero de los casos se puede caer en el exceso del poder con decisiones unilaterales, y en el segundo caso hablamos de hacer valer el encargo asignado basado en normas y reglas, mismas que en todos los casos están diseñadas para que existan los equilibrios, en cuanto a los derechos y obligaciones, y con esto ganan todas las partes.

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