Por: Alejandro Flores de la Parra

La figura de la consulta popular, aunque está plasmada en nuestra Constitución, se estrenará apenas el próximo domingo 01 de agosto de este año. ¿Con qué objeto? Determinar la viabilidad de enjuiciar acciones políticas y de Gobierno del pasado. Así, los mexicanos tendremos la oportunidad de plasmar nuestro sentir sobre una pregunta ambigua y ridícula que a la letra dirá: « ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?».

¿Por qué la considero ridícula e innecesaria? Bueno, ¿es que acaso las autoridades de procuración de justicia y fiscalización, que tanto dinero nos cuesta a los contribuyentes, van a preguntarnos si deben hacer su trabajo? Si existen elementos para llevar acciones jurídicas y administrativas para obligar esclarecer las acciones y decisiones de los expresidentes, exgobernadores y funcionarios de cualquier nivel, lo mínimo que uno como ciudadano espera, es que lo hagan. ¿Acaso las instituciones están para ver si la gente quiere que cumplan con sus funciones?

Pues al parecer, aquel que quería mandarlas al diablo, nuestro flamante presidente, lo ha logrado, pues les está quitando autonomía en su actuar, supeditando sus acciones a lo que diga el pueblo sabio y bueno. Y no solo eso, además se destinarán 528 millones de pesos para su organización, desarrollo, cómputo y declaración de resultados; todo, para que al final no resulte vinculante, o sea, muy probablemente, no se hará nada al respecto, si no se hizo nada antes de la consulta.

Pero, ¿qué podrían hacer los estados que están sufriendo los estragos de una implacable sequía que ha afectado a agricultores y ganaderos, pero que además tiene las presas a menos de un 50 por ciento de su capacidad? La designación de prioridades de esta administración federal, en conjunto con la obstinación de un ensimismado presidente que no permite que nadie le contradiga, han sido el “talón de un Aquiles” que se encuentra próximo a la muerte.

Por lo pronto, el engaño de que el pueblo manda, con mecanismos inútiles como la consulta (por el tema, más que por la consulta misma), llevará  a las urnas a votar a la gente, fácil de predecir, a favor de las acciones. Pero este ejercicio sentará un precedente que, nadie sabe si en un futuro, no pueda jugar en contra del propio Andrés Manuel y su equipo, pues ya se ha visto que, entre el incomprobable patrimonio de Manuel Bartlett o de Irma Eréndira y su magnate académico, la poco clara escalada económica de su vástago o de los contratos que han sido expuestos en el IMSS, entre tantos otros temas, pues bien dicen que, los carniceros de hoy, serán las reses de mañana. Así, los ciudadanos esperaremos el ocaso del sexenio, entre consultas y simulaciones.

Twitter: @AlejandroFdelaP