Por: Emmanuel Salazar

Casi desde el principio, cuando el entonces presidente municipal, José Ramón Enríquez Herrera, comenzó a hablar de concesionar el alumbrado público hubo un sinfín de dudas que difícilmente fueron despejadas en su oportunidad, pero que en su momento casi nadie cuestionó, aun y cuando los reporteros lo hicieron.

En múltiples ocasiones, quienes cubrimos la fuente municipal llegaron a preguntar detalles sobre la famosa concesión y prácticamente no hubo respuestas convincentes. Ocurrió algo semejante a lo que pasó cuando en el sexenio del Gobernador, Alfredo Herrera contrató un Proyecto de Inversión y Prestación de Servicios en 10 tramos carreteros que a la fecha seguimos pagando, sin que esa deuda haya generado algún cambio notable en las carreteras duranguenses.

Ahora, bajo la iniciativa del presidente municipal Jorge Salum, los regidores han votado a favor de cancelar el contrato suscrito con la empresa que logró hacerse del contrato que en un plazo de 12 años le permitiría ganar unos mil millones de pesos a los tenedores de ese acuerdo comercial.

Hoy se señala a regidores de la anterior administración, algunos de ellos panistas, de haber permitido la firma de ese contrato ventajoso, del que siempre hubo dudas, pero más vale que cada quien asuma su papel y se evite cargar con pasivos que no tienen sustento real.

Además, según el argumento de la autoridad municipal, el contrato carece de validez toda vez que nunca se protocolizó ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público pues no se inscribió como parte de la deuda del municipio de Durango.

Aunque haya regidores y diputados que tengan que aceptar que cometieron un error, eso es mejor que mantener un contrato que a todas luces se ve ventajoso para la empresa que se supone debió sustituir y dar mantenimiento a más de 35 mil luminarias en la ciudad.

Más allá de quien haya propiciado el contrato, quizás deberíamos centrar nuestra atención en la posibilidad de evitar con la revocación del contrato de un pago oneroso por un servicio que no debió haber salido de la esfera del municipio.

Hoy, los duranguenses están en la posibilidad de dejar de pagar un servicio que no ha reducido el consumo de energía eléctrica y si ha generado un cargo importante para las finanzas maltrechas del Ayuntamiento, que ahora sufre incluso los recortes federales que se han impuesto en los hechos a las entidades federativas y por supuesto a los municipios en general.

Comentarios: @jemmanuelsr