Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Al menos una decena de superdelegados anhelan convertirse en candidatos de Morena a la gubernatura de la entidad donde ejercen la representación del Gobierno federal. Sin embargo, la diputada Claudia Valeria Yáñez les tiene una sorpresa. Al menos 10 de ellos quieren repetir la jugada de Jaime Bonilla en Baja California, esto es brincar de su oficina a la gubernatura. Una iniciativa de reforma constitucional presentada el pasado 11 de febrero por Claudia Yáñez Centeno y Cabrera, diputada federal morenista por Colima, busca obligar a los delegados federales que quieran ser candidatos a renunciar al cargo tres años antes al día de la elección. Esto no es nuevo, incluso el propio presidente de la República intentó meter en orden a los llamados superdelegados.

El 3 de diciembre de 2019 los reunió para advertirles que no estaban para meterse a la grilla electoral. Pero al parecer no entendieron. La Legisladora propone reformar el artículo 116 de la Constitución Política para establecer que los titulares de las delegaciones de Programas para el Desarrollo se separen del cargo de manera definitiva un año antes del día de la elección, si la candidatura que buscan es para una diputación, y tres años antes si la nominación anhelada es a una gubernatura. Y es que en los estados donde los delegados del Gobierno federal pretenden ser candidatos a la gubernatura, en algunos casos su activismo es exageradamente desbordado, a tal grado que sus encomiendas han pasado a segundo plano, pues se dedican más a conformar grupos políticos afines, patrocinar comidas y reuniones tres o cuatro veces por semana, aparecer en todas las imágenes entregando programas sociales como si a ellos les hubiera costado y todo aquello que les genere aplausos.

Muchas veces se confrontan con los funcionarios de los tres niveles de Gobierno, e incluso quieren sobresalir por encima de los ejecutivos estatales creando con ello ingobernabilidad. Dicho de otra manera, su comportamiento ha sido de viles filibusteros, ellos no se dan cuenta, pero la sociedad los ve como oportunistas y gandallas. Los verdaderos morenistas como la diputada Yáñez Centeno, se oponen a la simulación y a las corruptelas de algunos delegados, que han permitido la infiltración de personas ajenas a Morena y a la Cuarta Transformación (4T), que un mes antes del primero de julio del 2018 pegaban mantas y pintaban bardas en otros partidos o eran regidores o diputados por otros institutos políticos y ahora ya son funcionarios de bienestar en su estado, ganan muy buen sueldo y acomodan a su gente. No son sino personajes ambiciosos y vulgares que, en el último momento, como sucias cucarachas saltaron a morena abandonando el barco donde se hundían. Entre estos oportunistas y los que acompañaron a AMLO en sus años más difíciles, existe una diferencia sustancial.

Propuestas, actividades, enjundia y en general, trabajo como el que desarrolla la incansable diputada Claudia Yáñez, es lo que le hace falta al movimiento de regeneración nacional, al proyecto de nación emprendido por el Licenciado López Obrador y al país. Ojalá muchas y muchos siguieran su ejemplo y tuvieran las convicciones que la señora posee. No por nada Claudia Yáñez Centeno es heredera de buena extirpe. Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. 

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