Paulino Vargas, el bronco de Reynosa que nació en Durango
08/09/2019 - Hace 5 años en MéxicoPaulino Vargas, el bronco de Reynosa que nació en Durango
(Segunda parte)
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
La música lo llevó a Reynosa, donde se refugió cuando escapó a los 8 años de su casa. Sobrevivía boleando zapatos, así conoció a Los Alegres de Terán, uno de los más importantes grupos norteños de la época. Cuando les pidió que le enseñaran a tocar el acordeón, ellos fueron contundentes: “No muchachito, tú dedícate a eso y si puedes ve a la escuela, porque esto es para hombres”, le dijeron. Diez años después se volvieron encontrar, esta vez en la Feria del Acordeón de Chicago. Paulino se llevó el Acordeón de Oro, el premio más importante del festival. Los Alegres quedaron en segundo lugar y él, como muestra de respeto, les cedió el premio. La energía y la pasión saltaban del escenario, la gente dejaba de bailar para verlo tocar, lo admiraban, se quedaban mucho viendo cómo tocaba, como interpretaba las canciones, se imponía. Por eso, cuando se presentaban junto a más agrupaciones, a los «Broncos de Reynosa» los dejaban hasta el final, porque si no la gente se iba. Ramón Ayala, quien es conocido como “El Rey del Acordeón”, de plano no se presentaba en el mismo lugar, “porque luego me baja el cartel”, decía. El día que grabaron sus primeras canciones preguntaron a los empresarios de la disquera cuanto les iban a pagar, les respondieron que no le pagaban a nadie, su remuneración estaba en función de cuántos discos se vendieran. Por cada disco les pagaron 20 centavos. Paulino y Javier desconocían el concepto de regalías, así que argumentaron a los ejecutivos de la disquera que no les convenía, que en las cantinas les pagaban a peso la canción. Paulino es el padre del corrido moderno por la riqueza discursiva de sus creaciones, por su fuerza, por su profundidad, por su crítica a la clase política, por la vigencia de sus letras y por la función social con la que ha cumplido desde que escribió su primer corrido en la década de 1950. Nadie hubiera podido imaginar que el joven cantante, que también fue un extraordinario ejecutante del acordeón, un día sería el compositor de corridos más importante y famoso de la era moderna. Quien pretenda hablar del corrido moderno, es decir de 1950 a la fecha, y no conozca a profundidad la obra del maestro de Promontorio, Durango, ofrecerá una visión sesgada del fenómeno, sobre todo sí la problematización está enmarcada en la producción, masificación y consumo cultural del corrido. Quien se jacte de ser especialista y no tenga presente la importancia histórica de la obra de Paulino Vargas Jiménez que se dedique a otra cosa o que se inscriba entre los académicos mercenarios que escriben y publican sobre corridos, sólo por ser tema de moda, recurrente, mediático y con alto nivel de morbo. Este bronco nacido en Durango le decía a sus hijos que no quería hijos cobardes aconsejándoles que para ser felices hicieran con su vida lo que les diera la gana. Detrás de cada uno de los corridos de Vargas Jiménez, existe una investigación bibliografía y hemerográfica, otra de las características de sus valiosas obras musicales. La muerte de Celso Piña conocido como el Rebelde del Acordeón ha resultado todo un acontecimiento, de manera que a Paulino Vargas, el Bronco de Reynosa que nació en Durango se le debe un homenaje en su tierra, pues con su música y talento se convirtió en el padre del corrido moderno.
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