Por: Gilberto Jiménez Carrillo

En política operar con mente sabia significa tomar decisiones y actuar integrando la razón y la emoción. Albert Einstein decía que existía una diferencia entre el conocimiento y la sabiduría. El primero se adquiere en la escuela, el segundo en la vida y por cierto con mucho esfuerzo. Para una primera dama muy influyente y destacada en los tiempos aciagos de la segunda guerra mundial como, Eleanor Roosevelt, no se debía confundir conocimiento y sabiduría. El primero servía para ganarse la vida y el segundo para tener una vida buena. No por nada Daniel Goleman afirma que la sabiduría emocional determina el éxito en la vida. Con respecto de los enfrentamientos en días pasados entre Fuerzas Armadas e integrantes del Cártel de Sinaloa, en la ciudad de Culiacán, la doctora Beatriz Gutiérrez Muller publicó en su cuenta de Facebook que los actos públicos de las personas los juzgan los jueces sobre la base legal que dictaminan los legisladores. Para la esposa del Presidente de la República puede haber un juicio personal sobre un acto público, y puede ocurrir que dicho juicio no se exclame con pruebas sino sólo motivado por las pasiones. En estos casos, lo mejor es reservarse juicios y guardar la prudencia que dicta la razón. Con la cabeza fría es como se analizan los sucesos públicos. De otro modo los argumentos resultan falacias o chismes que no aportan a la sociedad. Por el contrario, exaltan el desenfreno y la brutalidad. Lo dicho por la académica tiene fundamento y justificación, no de ahora, los grandes pensadores lo han enseñado desde hace miles de años. Los críticos que expresan sus opiniones sin pensar con cabeza fría ignoran que tener la cabeza fría significa analizar mejor, meditar y trazar un plan para cada situación, ya que proceder sin pensar trae más problemas que soluciones. La democracia necesita oxigenarse para desmontar la corrupción que ha imperado en algunas administraciones estatales y municipales, convirtiéndolas en la billetera de servidores públicos que no rinden cuentas ante los ciudadanos. Para poner fin al nexo entre crimen organizado y política, que en muchas ciudades del país no hacen más que prolongar el espiral de violencia, es necesaria una transformación. La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento. El Presidente de México lo sabe y lo entiende. Seguramente a diario evalúa la complejidad del momento y las consecuencias nefastas de aquellos casos en que el Estado ha sido incapaz de cumplir en el ánimo de alcanzar armonía y respeto al estado de derecho. Vale la pena que, como opinión pública que somos la mayoría, pensemos con cabeza fría y no seamos simples espectadores de los cambios que requiere la República. Nuestra participación en política debe ser activa exigiendo a nuestros gobernantes, legisladores y jueces coherencia en sus acciones y argumentos por encontrar la paz que se está perdiendo. Lo que dice y pregona el señor Presidente no es descabellado, es clave para recuperar el amor por nuestro país y comprometernos a cambiar la realidad que tanto criticamos. El camino hacia la meta que se ha trazado el presidente Andrés Manuel López Obrador está lleno de obstáculos, pero con perseverancia, una mente fría y un buen plan se llegará hasta el final, no será imposible, tampoco será sencillo, pero al menos se están sentando las bases para alcanzar los objetivos y dejar un México mejor para los que vienen. Y eso sólo se logra pensando con cabeza fría. Email:[email protected]