Por: Rigo Quiñonez

• Inmunidad que se ha convertido en impunidad

Como es bien sabido por la mayoría de los mexicanos, uno de los males más grandes que han azotado al país es sin lugar a dudas la corrupción.

Pero esta corrupción ha imperado desde los peldaños mal altos del sistema político del país, esto a razón de los privilegios que gozan los servidores públicos de mayor rango, como es el caso del Presidente de la república, senadores, diputados federales y locales, gobernadores, presidentes municipales, directores de secretarías, magistrados y jueces del Poder Judicial.

Pero, ¿Cuál es este privilegio que ciertas personas lo han utilizado para corromper a nuestro país?, se trata del conocido fuero político, este surge como una protección institucional para el desempeño de un cargo público para mantener el supuesto equilibrio entre los poderes del Estado en el régimen democrático, y salvaguardarlos de eventuales acusaciones sin fundamento.

No obstante, con el paso del tiempo, esta protección ha cambiado completamente a tal grado de ser corrompida y verse equiparada por la sociedad como una garantía de impunidad.

A raíz de los casos de corrupción que han existido en país y en el Estado, sin duda alguna es necesario debatir su validez y existencia al entrar en un estado de duda en cuanto a su eficacia, que exime a los responsables de ser detenidos o encarcelados, sin previa autorización del órgano legislativo ya sea federal o local.

La demanda de la gente para eliminar el fuero tiene un sustento valido si existe inmunidad, que se ha convertido en sinónimo de impunidad, la corrupción seguirá; porque los delitos que no se castigan, se repiten.

La clase política corrupta está acostumbrada a asumir los denominados costos políticos a través de los escándalos mediáticos, pero nunca las consecuencias penales por los delitos que cometen. La perspectiva no es alentadora si tomamos en cuenta la infiltración del crimen organizado en el Gobierno y el acceso a la reelección que muchos tendrán a partir de una siguiente elección.

El fuero pasó de ser una garantía de libertad de expresión a ser un camino libre al abuso del poder y principio de la corrupción, sin consecuencias penales.

Mantener el fuero no abona en nada en aumentar la confianza ciudadana en las instituciones de justicia. Noblemente, deberíamos de confiar en la frase “el que nada debe nada teme”, pero desgraciadamente, en el sistema político mexicano y de nuestro Estado la realidad resulta ser “el que fuero tiene nada teme”.

En nuestro sistema legal no puede ni debe haber dos tipos de ciudadanos: Unos, los que se les puede establecer un proceso penal, y otros, los que para poder proceder penalmente en su contra, se debe de pasar por un filtro para actuar en consecuencia.

En concordancia con el presidente López Obrador, donde en su iniciativa propuso que se quite el fuero a la figura del Presidente.

Los diputados integrantes de la coalición parlamentaria “Cuarta Transformación”, integrada por Morena y PT, presentamos una iniciativa de Ley ante el Congreso de Durango donde proponemos la eliminación del fuero de los altos servidores públicos.

Una vez aprobada esta iniciativa, habrá piso parejo para el Gobernador del estado, los diputados, titulares de las secretarías del Poder Ejecutivo, de los organismos de la administración pública paraestatal; los magistrados, consejeros de la judicatura y jueces del Poder Judicial del Estado; los consejeros o comisionados de los órganos constitucionales autónomos, y los presidentes municipales, regidores, síndicos, el secretario y el tesorero de los ayuntamientos.

Para que puedan ser juzgados por corrupción, por delitos electorales y por cualquier delito como cualquier otro ciudadano.

Pongamos fin a la corrupción e impunidad que impera en nuestro querido Durango.