Por: Alberto Palacios Z.

Ya se dijeron muchas cosas de las circunstancias que ha conllevado la pandemia ocasionada por el Coronavirus COVID 19, tanto las reacciones de las autoridades y los trabajadores de la salud, como las de la sociedad, pero hoy quiero destacar el costo político que está implicando para el Gobierno federal, como los estatales y municipales, además de los beneficios que algunos pretenden obtener en la ya iniciada carrera electoral 2021 y 2022.

Como ya señalé en mi colaboración anterior, el primero en ser criticado por su actuar y principalmente por lo que dijo en los inicios del arribo del COVID 19 a México, fue el Presidente Andrés Manuel López Obrador, tachado de irresponsable e inconsciente, además de la crítica permanente de parte de los empresarios de toda índole a nivel nacional y local, es decir en el estado, quienes lo atacan por la exigencia del Ejecutivo de que paguen los impuestos correspondientes a sus ganancias del año pasado y la negativa a “rescatarlos financieramente” como hicieron en cada crisis los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aunque el proletariado no ve mal que se le niegue a los ricos un rescate que, según su percepción, debe ser para los pobres.

Esta contingencia, para muchos, podría acentuar o revertir la caída de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para la próxima elección federal, donde se renovará la Cámara de Diputados federal y las locales, la cual parecía llevar a los candidatos de AMLO a una inevitable derrota en muchos estados, como pasó en las elecciones de los ayuntamientos del año pasado, aunque los escenarios de división interna no les ayudan, pero en cada entidad hay personajes que podrían cambiar ese panorama.

El otro lado de la moneda, los partidos de oposición, han tratado de aprovechar cada palabra que sale de AMLO para la derrota electoral de la 4T, pero uno más que otro, porque al ser el Partido Acción Nacional (PAN) la siguiente fuerza política, puede criticar, pero no se puede poner muy exigente con el Gobierno federal, porque serían blancos de las mismas exigencias en sus administraciones estatales, como en el caso de Durango, donde el gobernador José Aispuro Torres, ha sido cauto, diplomático y ha mantenido la gestión respetuosa, pero también la oposición panista y del corredor norte al sumarse a los grupos de sus homólogos para mediar con López Obrador, consciente de que una postura radical de su parte podría perjudicar a los duranguenses, en lugar de beneficiarlos.

Por su parte, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la tiene fácil y lo sabe, por lo que está cumpliendo el papel que ejercía AMLO en las administraciones pasadas, dando una lista interminable de “nosotros haríamos esto y aquello, por lo que exigimos al Presidente que lo haga”, sin reparar en el minúsculo detalle de “con qué recursos”, porque plantean desde apoyos económicos en efectivo, condonación de impuesto, repartos de todo tipo y otras situaciones que se pueden ver en sus redes oficiales, todo en voz de su líder nacional Alejandro Moreno, a sabiendas de que todo lo que venga será ganancia, porque 2018 los dejó en la lona y no tienen nada que perder.

A nivel local, hemos visto el actuar de algunos personajes que, si bien muchos han tachado por hacer entregas, pero no podían dejar pasar la contingencia sin hacer nada por la posición que ocupan, ya sea como funcionarios o legisladores, pues hubieran sido criticados de forma más severa de no haber movido un dedo por la gente; los que sí parecen oportunistas son aquellos que ayudan sólo para subir las fotografías a redes sociales, lo que ellos alegan que no es malo y tal vez no lo sea aún, pero lo que lo hará una acción deleznable será que anden peleando una candidatura y luego el voto para ser legisladores el próximo año, porque inevitablemente le recordarán a la gente que ellos “ayudaron desinteresadamente” y entonces, por lo menos un servidor, los criticará a más no poder porque demostrarán su verdadera finalidad.

@AllenVhanfurer