El nepotismo electoral se considera una forma de corrupción y tráfico de influencias, ya que permite la formación de dinastías políticas que perpetúan el poder en una misma familia. Ante esta problemática, el senador Gonzalo Yáñez, del Partido del Trabajo (PT), destacó la importancia de la reforma constitucional propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum, que prohibirá el nepotismo electoral y garantizará la no reelección.
Nepotismo electoral y corrupción: un problema histórico
A lo largo de la historia, el nepotismo electoral ha sido una práctica que favorece el mantenimiento del poder en ciertas familias, impidiendo la renovación democrática. Un ejemplo claro se remonta al Porfiriato, cuando Francisco I. Madero luchó contra la reelección de Porfirio Díaz, consagrando el lema “Sufragio efectivo, no reelección”. En tiempos más recientes, el exmandatario José López Portillo llegó a justificar la colocación de su hijo en un cargo público como “el orgullo de su nepotismo”.
El nepotismo electoral también se considera una forma de tráfico de influencias, pues permite que ciertos grupos familiares acaparen el poder sin que medie una elección justa basada en el mérito.
La iniciativa de reforma y la no reelección en México
El pasado 5 de febrero, la presidenta Claudia Sheinbaum envió dos iniciativas de reforma constitucional al Congreso de la Unión. La primera busca garantizar la no reelección en cualquier cargo de elección popular. La segunda establece la prohibición expresa del nepotismo electoral, impidiendo que un familiar suceda inmediatamente a otro en un cargo público.
Estas propuestas, actualmente en comisiones del Senado, tienen como objetivo reforzar la democracia y evitar prácticas que recuerdan regímenes premodernos y dinásticos. Según el senador Gonzalo Yáñez, la iniciativa sigue la línea histórica de la lucha por la democracia y responde a los principios de transparencia y buen gobierno impulsados por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Yáñez enfatizó que esta reforma es clave para evitar el tráfico de influencias y la corrupción electoral en México.
La reforma también fortalece la figura de la revocación de mandato, un mecanismo que se consolidó en 2021 y que permite a la ciudadanía evaluar la gestión de sus gobernantes. En 2027, la presidenta Sheinbaum también se someterá a este proceso, consolidando a México como un referente en prácticas democráticas a nivel mundial.
Con esta iniciativa, se busca que los cargos públicos sean ocupados por personas con verdadera vocación de servicio y capacidad, sin que la herencia política juegue un papel determinante en la designación de representantes.
Por: Antonio Gaytán