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Un día en la Historia de Durango… cambios en el urbanismo (Parte 2)

10/08/2019 - Hace 5 años en Durango

Un día en la Historia de Durango… cambios en el urbanismo (Parte 2)

Cultura | 10/08/2019 - Hace 5 años
Un día en la Historia de Durango… cambios en el urbanismo (Parte 2)

Por: Pedro Núñez López

Otras instituciones que participaron en la modernización de la ciudad fueron el Ejército y la Iglesia a través de la construcción de varios edificios. El primero que había ocupado varias casas de renta en el siglo XIX pudo establecerse definitivamente en el antiguo Real Obraje, que recibió en nombre Cuartel Juárez o Colorado 1890. La Iglesia fortalecida nuevamente durante el Porfiríato con múltiples donaciones y legados, también tuvo una importante actividad constructiva en la ciudad, ya por la edificación de nuevos templos o la remodelación de los existentes, que fueron dotados de bóvedas de tambor, así como de altares y esculturas de cantería.

La catedral fue pintada en su interior, siguiendo los modelos que el obispo Ignacio Montes de Oca y Obregón dictó en su diócesis de San Luis Potosi, sin embargo, la obra más importante, que por sus dimensiones tardo también muchos años en terminarse, fue el templo expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, 1891 levantado sobre tres naves siguiendo el proyecto del ingeniero Francisco Rodríguez, de la Ciudad de México, que empezó a construirse a instancias del canónigo magistral José Ignacio Cazares, quien también pensaba abrir en el lugar un hospital y una casa de ejercicios, sin embargo, murió al poco tiempo después de comenzada la obra del templo. Los trabajos continuaron hasta 1896 cuando fueron parados por falta de recursos. Se reanudaron entre 1904 y 1908, en que hicieron los cuatro arcos torales y las sacristías, y fueron suspendidas nuevamente dos años más tarde.

En 1912 estuvieron temporalmente suitas que levantaron la casa anexa, pero al estallar la Revolución, la obra quedó inconclusa hasta la década de 1940 en que se terminó definitivamente. También se reformaron en la época porfiriana templos de: Santuario de Guadalupe, al que se le hizo el crucero; San Agustín, se amplió a tres naves (1895); y Los Ángeles, (1897), los dos últimos, gracias al interés de la señora Ángela Flores de Flores, financió las obras.

Además, se construyeron: la capilla del Seminario, actualmente San Martin de Porres, 1898; San José, entre 1901 y 1905, a instancias del canónigo Rafael López de Lara; El templo del Refugio, canónigo Felipe Arellano, en el barrio de Tierra Blanca, entre 1905 y 1908 y San Miguel 1911 y 1912. Se terminó igualmente en este periodo la iglesia de San Juan Bautista de Analco, cuya reconstrucción fue patrocinada por Gerónimo Silva en 1887, con la construcción de la portada, el ciprés y la colocación del reloj que estaba en la Catedral, sin embargo, la esbelta torre neogótica y el altar de la virgen de Loreto no se pusieron hasta 1905.

Durante el Porfiríato se construyeron además las primeras iglesias evangélicas de la ciudad, ya que de acuerdo al censo de 1900 había en el municipio 304 personas de esa confesión. Los metodistas levantaron en 1886 un templo de madera a la usanza de los Estados Unidos, combinando con arcos apuntados, llamado el Divino Redentor. Por su parte, los miembros de la Primera Iglesia Bautista construyeron un pequeño templo parecido a los católicos con dos torrecitas en 1899.

El ayuntamiento promovió también muchas obras. La plaza tuvo una fuerte remodelación entre 1880 y 1882, ya que se quitó la columna con el águila, erigida en tiempos de Santana y se construyó un kiosco afrancesado. Se cambiaron también las bancas de cantera por otras de hierro fundido, fabricadas, al igual que el kiosco, en la negociación de Jesús Chenú y en la ferrería de San Francisco. Para completar los trabajos de remodelación del centro, el jefe político Juan Nepomuceno Flores y Quijar regaló en 1887 un nuevo reloj fabricado por Seth Thomas de Chicago, que todavía luce la catedral. El antiguo reloj, que solamente marcaba las horas fue trasladado al templo de San Juan Bautista de Analco.

El mercado Gómez Palacio dedicado para el expendio de productos en una forma más higiénica, fue finalmente construido por el ayuntamiento y algunos particulares, entre 1880 y 1884, después de 20 años de espera. Este se construyó en el terreno que había ocupado la huerta de San Francisco, como también se realizó en las ciudades de Puebla, Oaxaca, Morelia y tuvo un costo de 16 mil 773 pesos. Las obras estuvieron a cargo del ingeniero Juan Bautista Olagaray, y tenía una forma octagonal, una gran arquería, pila al centro, 300 puestos, sólidas paredes de cantería en los accesos y un techado con una estructura de hierro y láminas de zinc, construidas por Marcos Ysson.

Con la ayuda del Gobierno del estado se edificó también un nuevo palacio municipal (1891), con un costo de 30 mil pesos, «porque el antiguo edificio ni era ya apropiado para las necesidades de su objeto, ni mucho menos podía servir de ornamento en el lugar que estaba situado”. Este lugar era el terreno que robaba un pedazo a la plaza, sin embargo, la falta de previsión para designar otro lugar para construirlo, hizo que fuera demolido unos cuantos años después para darle por fin a la plaza su verdadera dimensión. Así mismo, se levantó una nueva casa de matanzas en el predio de La Esperanza, al oriente de la ciudad, un rastro para cerdos al sur, junto a la Acequia Grande y unos lavaderos públicos por la calle de la Canela.

Fuete: Revista Durango en la Historia editada por la Secretaria de Educación Pública. Imágenes obtenidas en el grupo Durango Antiguo de Facebook.

 

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