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A los 13, Ariadna vivió en los «quemaderos», ahora intenta dejar el cristal

17/05/2021 - Hace 4 años en Durango

A los 13, Ariadna vivió en los «quemaderos», ahora intenta dejar el cristal

Local | 17/05/2021 - Hace 4 años

Un olor ácido en la ropa, un pantalón y una blusa que se repetían a diario, sin posibilidad de ser lavados. Un cabello áspero y grisáceo por falta de agua, una mente que no dejaba de extrañar la droga que buscaba para ya no sentirse sola y un mundo de desesperanza eran la realidad de Ariadna, quien vivió en la calle a los 13 años.

«Terminé en la calle día y noche, se puede decir que todo un año oliendo a pipí, terminé orinada, sin dormir», relató la joven. Ahora tiene 19 años, pero aún no olvida el olor que percibía porque «no tenía ni donde bañarme», además «no comía, estaba en los huesos».

Su adicción a la metanfetamina, conocida como «cristal», la llevó a vivir en las calles de la ciudad de Durango. Era algo así como un fantasma de la Ari que es hoy, recordó.

«Empecé con mi consumo a los 13 años, empecé a salir con los amigos, que vamos a tomar, que a una fiesta que pues vamos a fumar», relató.

La «pesadilla» inició con las drogas legales más comunes, alcohol y cigarro. «Después empecé con lo que es la mariguana y terminé con lo que es el ‘cristal'», contó.

Se resguardaba en los «quemaderos»

A los 13 años, Ari se quedaba en casas abandonadas o viviendas en las que los dueños permitían que más niñas, adolescentes y personas de todas edades se quedaran para consumir «cristal». En estos lugares ni siquiera hace falta dinero.

«Para mí, era pues fácil, como mujer, conseguir algún lugar donde quedarme, se podría decir que son quemaderos donde llega una persona, donde te dan permiso de drogarte y pues ahí te puedes quedar; puedes hacer y deshacer», explicó la joven.

Estos quemaderos, en donde se resguardaba y encontraba la droga, son «una casa abandonada o cualquier tipo de casa, donde puedes ir a tener incluso relaciones sexuales, y o sea ahí también te puedes contagiar de alguna infección», narró Ari.

Aunque parece increíble, conseguir «cristal» para una niña de 13 años, era más fácil que conseguir comida o un lugar limpio dónde dormir.

Dijo que en muchos lugares a los que acudía «la misma gente que va llegando te la van ofreciendo», así que «no solo tienes que ir a buscarla tú, sino que también llega hacia ti».

Pero el «cristal», ya había hecho de las suyas, incluso antes de que Ari se diera cuenta, porque su madre y tíos también eran adictos, un problema que de niña poco a poco descubrió.

El consumo era entre comillas discreto, dijo, «muy escondido de parte de mi familia sí pasaba, tanto como con mi madre, como con mis tíos, entonces era algo que pues yo ya empezaba a conocer «.

La curiosidad llevó a Ari a descubrir objetos usados como herramientas para drogarse. «Una niña esculcona o metiche fue donde uno encontró todo ese tipo de cosas, como chalupa, foco».

Un año vivió en la calle, hasta que con ayuda de personas que la aman, decidió dejar el «cristal», solo así se recuperó.

«En realidad, a ninguna persona le gusta andar sucia, a ninguna persona le gusta que le juzguen en la calle, no me hables porque eres una adicta», recordó la joven cómo se sentía rechazada.

Ari lleva dos años sin consumir drogas y forma parte de un centro de rehabilitación, en el cual por cierto también se encuentra su mamá, rehabilitada.

«Se siente bien porque muy dentro de mí quiero salir adelante y la verdad que no quiero decepcionar a mi familia».

No obstante, admitió que es una lucha diaria, de solo por hoy, ya que «hay muchas cosas, por ejemplo aquí trabajamos lo que es el defecto de carácter, para mí mis defectos son tan difíciles que tengo que trabajar día a día».

A sus 19 años, Ariadna, Ari como le gusta, tiene mucho qué contar respecto a la adicción al «cristal», la cual va en incremento en el estado, con ello, las personas en situación de calle también han aumentado. Sin embargo, ninguna autoridad se hace cargo de este problema en el que se reconoce que en Durango hay casos de niños y niñas desde ocho años.

El peligro por el consumo impacta en diferentes áreas de la vida, Ari por ejemplo cuenta que es una persona impulsiva. «Para mí es muy difícil controlarme y volver a seguir de pie, porque no quiero volver a donde estaba y no quiero volver a estar en el piso», platicó, segura de sí misma.

El «cristal» es la droga más consumida en Durango, por lo que ésta es solo una de miles de historias de víctimas de este problema de salud.

En ésta, la joven duranguense aprendió a salir «del hoyo» como dijo ella, y espera que las niñas y niños, o adolescentes consumidores también salgan. «Porque ellos saben perfectamente que eso de consumir ‘cristal’ no es nada padre, no es nada padre andar pidiendo dinero, no tener donde bañarse, no tener qué comer, y andar pepenando».

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