Los basureros clandestinos que se pueden encontrar en diferentes áreas de la ciudad de Durango, se han convertido en espacios de subsistencia para las personas de bajos recursos económicos.
Diariamente se observa a niños, jóvenes y adultos mayores pepenando, buscando aluminio, plástico, cartón y lo que puedan encontrar con tal de vender para obtener el sustento económico y cubrir gastos familiares.
El riesgo que corren al estar dentro de la basura es inminente, alguna infección, cortadura con vidrios, mordedura o picadura de una araña, alacrán o víbora, pero lamentablemente tienen que correr ese riesgo, pues necesitan el trabajo para salir adelante.
Quienes se dedican a la pepena, señalan que hay mucho desempleo, pocas oportunidades y casi nada de apoyo por parte de las autoridades.