Si disfrutas pasar tiempo en las albercas, seguro te interesará saber que además de agua contienen microorganismos y sustancias indeseadas que se origina por los usuarios.
El agua de piscina contiene contaminantes disueltos, procedentes de la saliva, la orina y el sudor o los productos de excreción de las personas que se bañan.
Y por si te lo preguntas, la renovación constante del agua en las piscinas es demasiado cara y aunque el procedimiento se hiciera diario, esto no resuelve el problema ya que también existen contaminantes que se adhieren a las paredes de las albercas.
Al menos 1 de cada 5 personas ha admitido que orina en las piscinas al momento de usarlas, lo cual es una fuerte cifra pues estamos hablando de que en 840 mil litros de agua, se puede llegan a tener cerca de 75 litros de orina.
Además casi el 60 por ciento de las albercas públicas presentan restos de heces fecales de humanos y animales, es decir, que 6 de cada 10 albercas están contaminadas.
Según los especialistas en medicina general, las aguas recreativas pueden desencadenar problemas de salud como la diarrea, siendo la más común, pero también hay otras enfermedades originadas por estas aguas como son las respiratorias, de la piel, de los ojos y del oído, mismas que deben ser atendidas por especialistas.
La mejor manera de prevenir las enfermedades transmitidas por el agua en lugares de recreación es manteniendo los microbios fuera del agua en primer lugar, lo cual se logra duchándose previo a entrar a una alberca, evitar ingerir agua de las albercas, secarse los oídos después de nadar y lavar sus toallas después de una visita a estos espacios de recreación.
Por: Harimm García
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