Con profunda fe y un ambiente cargado de espiritualidad, este Viernes Santo se llevó a cabo el tradicional viacrucis viviente en la ciudad de Durango. Decenas de actores, en conjunto con la comunidad, revivieron con intensidad cada paso de la pasión y muerte de Jesucristo, conmoviendo a más de 10 mil personas que acompañaron el recorrido.

La escenificación comenzó en la calle 20 de noviembre, pasando por Hidalgo y 5 de febrero, hasta llegar a la emblemática Plaza Cuarto Centenario, donde se llevó a cabo el momento más solemne: la crucifixión de Jesucristo. En silencio, con lágrimas y oraciones, los asistentes fueron testigos del sacrificio que, para millones, representa el amor más grande de todos.

El viacrucis viviente no solo fue una muestra de talento escénico, sino una manifestación de fe que tocó el corazón de cada presente. Desde niños hasta adultos mayores, las emociones estuvieron a flor de piel. El sol ardiente no impidió que los duranguenses se mantuvieran firmes, siguiendo el camino de la cruz con respeto y devoción.

La figura de Jesucristo cargando la cruz por las principales calles de la ciudad no solo representó el dolor físico, sino también el sufrimiento espiritual que se recuerda cada Semana Santa. La escena final, con la crucifixión en lo alto, fue un llamado al perdón, la esperanza y el amor al prójimo.

Este viacrucis quedará grabado en la memoria de quienes lo vivieron. Un testimonio vivo de la fe de un pueblo que no olvida el mensaje de sacrificio, redención y amor eterno.

Por: Víctor Salas