Por: Pilar Aguilar
Durango, Dgo.- Apenas había despuntado el mes de junio, cuando un grupo de oficiales de la Policía Estatal (PE) recibió el oficio de comisión girado por la superioridad, para que se trasladaran al municipio de El Mezquital, donde cumplirían una más de sus misiones.
Entre estos elementos se encontraban José Cruz González, quien había ingresado a la corporación el día primero de octubre de 2009 y Othoniel Almanza Olvera, el que causó alta apenas el primero de diciembre de 2018, los que conscientes del peligro que les acecharía en esa zona, como buenos policías acataron la orden.
Ellos prepararon su partida hacia esa región indígena, con el propósito contribuir a las labores de vigilancia tendientes a velar por la integridad física de los habitantes, así como de su patrimonio, tarea en la que deberían estar muy alertas, ya que existía el antecedente de la presencia de un grupo criminal que recientemente había atacados con potentes armas de fuego a otros de sus compañeros, pero afortunadamente sin sufrir bajas.
Ante el riesgo que representaba su labor, tanto Cruz González como Almanza Olvera de ninguna manera deseaban ser parte de la estadística de oficiales que habían caído en servicio desde que la corporación se había formado hacía ya casi 12 años, pues tenían esposa y pequeños hijos a los que les hacían mucha falta.
Desde el mismo momento que ingresaron a ese municipio, considerado uno de los más pobres, no solo de Durango, sino de toda la República Mexicana, al igual que sus demás compañeros se instalaron en la Estación de San Francisco de Ocotán, desde donde salían para realizar los recorridos de vigilancia y regresaban una vez que los terminaban.
Ante la información recabada por el área de inteligencia de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) de que integrantes de grupos delictivos de los estados colindantes con el municipio de El Mezquital, como son Jalisco, Nayarit y Zacatecas podían ingresar a delinquir en suelo duranguense, los oficiales permanecían alertas y con frecuente presencia en las comunidades cercanas a esas entidades.
Justamente la noche del miércoles 10 de Julio, en dos vehículos oficiales José Cruz y Othoniel formaban parte de la decena de agentes que comenzaron a recorrer la zona que les correspondía y en esta labor los agarró la madrugada del 11, justo cuando a baja velocidad transitaban por el agreste y sinuoso camino de terrecería que va de la comunidad de su base a La Guajolota.
El trayecto había transcurrido tranquilo y todo hacía suponer que el reporte que rendirían a sus superiores sería “sin novedad”, pero a eso de las 02:00 horas, cuando apenas habían atravesado por el lugar conocido como “Pata de Gallo”, cerca de La Ventana y Cerro Verde, fueron sorprendidos una celada preparada por individuos armados.
Los oficiales solo alcanzaron a escuchar el “tabletear” de los potentes AK-47, conocido Como “Cuerno de Chivo” y tal vez observaron entre la oscuridad los “fogonazos” de estos al disparar, porque en cuestión de segundos todos los ocupantes de una patrulla fueron alcanzados por los proyectiles que llevaban su mensaje de muerte.
Imposible que estos repelieran la agresión y aunque los ocupantes del segundo vehículo sí respondieron al ataque, tuvieron que resguardarse para no correr la misma suerte que sus compañeros, lo que aprovechó el grupo criminal para escapar amparado en las sombras de la madrugada y ante el perfecto conocimiento del terreno.
No se sabe si el bando agresor sufrió alguna baja, pero lamentablemente del lado de los representantes de la ley sí, ya que en el lugar quedó la unidad perforada por las balas y sin vida el oficial José Cruz, y cuando lesionado era trasladado a un hospital de El Mezquital, dejó de existir Othoniel.
Así, en unos cuantos minutos el hampa acabó con la vida y la carrera de estos dos servidores públicos, de los que el primero el próximo mes de octubre cumpliría 10 años en la corporación y el segundo, con siete meses como Policía Estatal, los que había cumplido justamente el primer día de julio.
En esa artera agresión armada, también sufrieron lesiones los oficiales César Martín Reyes Mata, Francisco Javier Rojas González, César Gabriel De la Cruz Hernández e Ayzhar Israel Córdova Saucedo, quienes al igual que sus compañeros abatidos, realizaban la misma labor.
El oficial José Cruz González, apenas el día 10 de junio había cumplido 29 años de edad y con su repentino y trágico deceso, causó un gran dolor a quienes lo trajeron al mundo, la señora Elizabeth y el señor José, así como a su esposa Marielena, con quien había procreado a José Sebastián, que ahora cuenta con tres años de edad, así como a Ian André, este de solo un año, los que tal vez de momento no alcanzan a comprender realmente que se quedaron sin su papá.
De los dos elementos sacrificados, este es el que tenía mayor experiencia y se había desempeñado en Durango en diferentes comisiones, pues estuvo destacamentado en la Comisaria Regional Gómez Palacio desde 2013 hasta el año de 2017, para posteriormente incorporarse a la Estación Las Nieves, en el municipio de Ocampo hasta junio de este año, cuando fue comisionado a la Estación San Francisco de Ocotán.
Por lo que respecta a Othoniel Almanza Olvera, seis días antes de su deceso había festejado su cumpleaños número 25, ingresó a la corporación el primero de diciembre del año 2018 y su partida dejó inconsolables a sus padres Asunción y Juan Francisco, viuda a su esposa Sarahí y huérfana a su pequeña Juana Estefanía, de solamente cuatro años, la que igualmente quizás no tenga bien claro lo que sucedió con su papá, pero seguramente lo extrañará y le hará mucha falta por el resto de su vida.
Tras desempeñar algunas omisiones en la capital duranguense, en junio de este año Almanza Olvera laboraba en Estación San Francisco de Ocotán, donde al igual que José Cruz, desempeñaron su última misión.
Sobre este trágico caso, el gobernador José Rosas Aispuro Torres, lo lamentó profundamente, envió públicamente sus condolencias a los deudos de los oficiales caídos en cumplimiento de su deber, se comprometió a no dejarlos desamparados, giró instrucciones para que los heridos recibieran las atenciones médicas necesarias, pero aseguró que no se dará marcha atrás en el combate a la delincuencia y que este ataque, es precisamente como una respuesta a la labor que desarrolla la Policía Estatal.
El viernes, en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se llevó a cabo el homenaje y despedida para los elementos abatidos y el titular Francisco Javier Castrellón Garza se dirigió a sus familiares para bridarles toda su solidaridad y apoyo, reconoció que el ser Policía es una difícil y complicada profesión, que pocas veces es entendida y casi nunca reconocida por la sociedad, pero aun así, les dijo: “Reciban de la Secretaría a mi cargo la convicción de que en coordinación con todas las corporaciones vamos a dar con los responsables de este artero crimen, de esta cobarde acción”.
Por su parte, el subsecretario Operativo de la Policía Estatal, Juan Rafael Carreón Garrido, al considerar esta labor como una de las más demandantes y que a veces no se tienen los resultados que se pretenden, como en este caso en que perdieron la vida dos elementos de la Policía Estatal.
Agregó que hoy es un día triste para todos, “entiendo el dolor de sus familias, de los compañeros policías, y de los agentes de las corporaciones hermanas, pero debemos de recordar que esto que sucedió no nos debe debilitar sino fortalecernos, y tener la confianza de que se investigará a fondo y daremos con los responsables”.
Luego vinieron las Guardias de Honor, la primera formada por el secretario Castrellón Garza; el general y comandante de la Décima Zona Militar, Jesús Arévalo Espinoza; la fiscal General del Estado, Ruth Medina Alemán; el titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, José Guillermo Pacheco Valenzuela; el director de Seguridad Pública Municipal, Oscar Armando Galván Villarreal; el subjefe de Estación del Centro Nacional de Investigación, Joel Díaz Güereca; el inspector jefe de la Policía Federal, Miguel Miranda; y el subsecretario de Operaciones Carreón Garrido.
También participaron en las diferentes guardias los agentes de la Policía Estatal, los elementos de la Policía Investigadora de Delitos (PID), del Ejército Mexicano, de la Policía Federal y de la Fiscalía General de la República (FGR).
Durante la ceremonia la agente Carla María de Alba Flores leyó a los presentes la Oración del Policía, poco antes de que el comisario jefe, Justino Castañeda Villalba, hiciera el emotivo “pase de lista”, para finalizar con el “toque de silencio”, a cargo de la Banda d Guerra del 85 Batallón de Infantería.
El inspector General de la Policía Estatal, Alejandro de Lara Estrada, director de Vinculación Social y Enlace Ciudadano, conmovió en verdad a los presentes con su discurso que incluimos en este relato, el cual arrancó las lágrimas de familiares de los agentes sacrificados y de algunos de sus compañeros, el cual inició con la frase: «Grandes son aquellos que a pesar de saber el peligro que conlleva su vocación, se entregan por completo a ella».
«Hoy tristemente nos reunimos para despedir a dos integrantes de esta, nuestra gran familia de sangre azul, la Policía Estatal, nuestros compañeros José Cruz González y Otoniel Almanza Olvera, que honraron su vocación con altos principios, dedicación total y amor por Durango».
«Su deceso se da en la plenitud de sus vidas, su partida ocurrió cuando contribuían con su talento, experiencia y energía a construir una sociedad de paz y prosperidad para todos».
«A nombre propio y de todos los integrantes de esta honorable corporación, deseo expresar nuestras más profundas condolencias a su familia, esposas, hijas, hijos, padres, hermanos y demás seres queridos por la partida de nuestros hermanos de armas y esperamos que encuentren pronto el consuelo en este momento tan doloroso y difícil de superar».
«Expreso también nuestra solidaridad y deseos de una pronta recuperación para nuestros compañeros que resultaron heridos en el cumplimiento de su deber».
«Es difícil salir a trabajar sin saber si volveremos a casa, pero la razón de este sacrificio, de este esfuerzo, es nuestra familia».
«Solo quienes nos esperan saben el sentir de nuestros corazones al partir, sin saber si volveremos a verlos, es por eso, que damos gracias a las familias de quienes cayeron en cumplimiento de su deber, por permitirles servir a nuestra sociedad, y darles la oportunidad de trabajar hombro a hombro, y de compartir tantos momentos que quedarán en nuestra memoria».
«José Cruz y Othoniel, hijos, padres, hermanos, esposos y amigos, pueden ir en paz, es difícil verlos partir, pero debemos saber que ahora están listos para cumplir a su último servicio en el cielo».
«José Cruz y Othoniel, siempre nos inspiraron confianza y nos brindaron su amistad sincera, esa amistad que se logra solo en compañeros que viven las mismas angustias y al tiempo la misma pasión de servir desde la Policía Estatal y por muy larga que sea la noche, sabemos que en algún momento vendrá la luz; lo sabemos y lo supimos, desde el momento en que decidimos portar el uniforme azul que nos convierte en familia».
«A mis compañeras y compañeros de corporación les pido que, en el ejemplo de nuestros compañeros, sigamos adelante, que mantengamos la unidad, la disciplina, que nos permite actuar con valentía para proteger a nuestras familias y a las familias de todos los duranguenses».
«Continuaremos trabajando como ellos lo hicieron con firmeza y dedicación, sirviendo a la sociedad, satisfacción que en otros lados no se tiene, ya que esa es nuestra misión, es la misión por la que ellos dieron su vida».
«José Cruz y Othoniel, vivirán siempre en nuestro recuerdo y en nuestro corazón, en el de sus familiares que hoy lloran su partida y en el de sus amigos que los extrañaremos profundamente».
«Su ausencia deja un vacío imposible de llenar solo tenemos el consuelo de saber que partieron al cielo y ahora descansan en paz, Cruzito y Othoniel, adiós y hasta siempre».
En el triste ambiente que privó durante la sentida despedida, flotaban los recuerdos de otros elementos de la corporación que desde su creación en el año 2007, han corrido la misma suerte durante el desempeño de su la labor que casi nunca es reconocida, mucho menos agradecida, pero sí muy criticada.
El primero de los elementos caídos en servicio, fue Juan Manuel González Antuna, durante un enfrentamiento que en el fraccionamiento Jardines de Durango ocurrió en el año 2008.
Al año siguiente cayó abatido durante una cobarde emboscada el primer Director de la Policía Estatal, Jorge Villaseñor Reséndiz, ocurrida esta al llegar a su departamento ubicado en la esquina de las calles Negrete y Libertad.
El oficial José Mauro Valles Reyes, murió también en el año 2010; en el 2011, fue asesinado en el bulevar Francisco Villa, frente a La Vendimia, Raúl Antuna Segura, esto al intervenir cuando trataban de “levantar” a una persona.
Durante el año 2012 fallecieron ocho elementos cuando desempeñaban su trabajo, una de las cuales fue Maricela Silva Cepeda, otros son Manuel Reyes Valdez, Cristian Gurrola Briseño, José de Jesús Adame Avila, Luis Enrique Macías Leyva, Carlos Uriel Manzo Turrubiates, Edgar Rodarte Cabrera y Aaron Pineda Pineda.
Durante el año 2013 cayó abatido Juan Carlos Larraga López, en el 2015 Edgar Gurrola López, José Alberto Alvarez Alvarado, Rafael Bernal Arreola, José Angel Larreta Rodríguez y Saúl Rosales Guardado, mientras que en los años siguientes fallecieron otros en accidentes viales y otras circunstancias, los que al igual que Othoniel Almanza Olvera y José Cruz González, ya forman parte de la Escolta de Jesús, que realmente será su última y eterna misión… Descansen en Paz.