Guadalupe Victoria, Durango.-Emily Ascencio compartió lo que ha sido su camino, uno que transcurre entre los certámenes de belleza y la pasión por la medicina. A sus 19 años se convirtió en la primera joven de Guadalupe Victoria en portar la corona de la Feria Nacional Francisco Villa, un reconocimiento que no solo celebra su belleza, sino también su esfuerzo, compromiso y amor por su tierra.

Actualmente es también reina de la Feria del Maíz y del Frijol, así como de las celebraciones del 462 aniversario de la ciudad de Durango. A pesar de las múltiples coronas, Emily mantiene los pies en la tierra. Sabe que cada logro ha sido posible, gracias al respaldo de su comunidad y al apoyo constante de su familia, en especial de su madre, a quien considera su mayor inspiración.

Para recordar sus primeros pasos, Emily narró cómo desde niña su madre solía tomarle fotografías temáticas en sus cumpleaños. Sin saberlo, esos pequeños momentos sembraron en ella el gusto por los escenarios y la expresión personal. A los 15 años participó por primera vez en un certamen de belleza en el que representó a Guadalupe Victoria. Ese fue solo el inicio de una serie de triunfos que la llevaron hasta competencias estatales y nacionales, donde se posicionó en el Top 15 del país.

Pero su vida no se limita a las pasarelas. Emily es estudiante de cuarto semestre de la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Durango. Estudia con entrega y convicción, ya que visualiza un futuro en el que pueda combinar su vocación médica con su interés por la estética, por lo que buscará especializarse en cirugía plástica. “Me gustaría tener mi propia clínica algún día, y con ello ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas”.

Antes de iniciar su formación profesional tuvo la oportunidad de participar en un programa de asistencia médica en el extranjero, una experiencia que le permitió confirmar su deseo de convertirse en doctora. “Quería asegurarme de que esto era lo mío, y lo es”, afirmó.

Más allá de los logros, Emily valora los momentos simples: disfrutar del tiempo en familia, entrenar en el gimnasio, escuchar música o leer datos curiosos para seguir aprendiendo. Su vida es una mezcla de sueños grandes y raíces firmes. Aunque proviene de una familia de docentes, ha sabido abrirse camino en la medicina y al mismo tiempo, destacar como figura pública en su comunidad.

Hablar de mujeres, para Emily es hablar de fuerza, sensibilidad y determinación. “Las mujeres de mi familia siempre han sido las primeras en impulsarme. Son mi red de apoyo, mi inspiración”, afirmó. Entre todas, su madre ocupa un lugar especial: es su modelo de mujer, su guía diaria, su base emocional.

A las mujeres de la región, Emily les envió un mensaje lleno de esperanza: “Sean ustedes mismas, luchen por sus sueños, enfrenten sus miedos. Nosotras somos pilar e inspiración. Hay que creérnosla”.

Con la mirada puesta en nuevos certámenes a nivel nacional, e incluso internacional, Emily no descarta seguir creciendo en este ámbito. Sin embargo, más allá de los reflectores, desea que su historia sirva como ejemplo para otras jóvenes: “Si esto inspira a una niña o a una joven victorense a creer en sí misma, ya vale la pena. Sí se puede”.

Emily Ascencio camina con determinación, entre libros de medicina y coronas, entre sueños cumplidos y metas por alcanzar. Representa no solo a su municipio, sino a una generación de mujeres que saben que pueden ser muchas cosas a la vez: inteligentes, fuertes, hermosas, capaces y, sobre todo, auténticas.

Por: Edsson Zamarripa