No hay otra forma de entender los shooters modernos sin mencionar Halo: Combat Evolved. Este título se ha ganado su puesto en el salón de la fama por mérito propio y por evolucionar —nunca mejor dicho—, el género como pocas veces se ha visto.
Este juego fue lanzado en el año 2001 para la Xbox original. Su historia en este sistema es interesante, ya que primero fue promocionado como un título que legaría a iOS. Pero poco sabía Steve Jobs, que Microsoft compraría a Bungie, el estudio responsable, tan solo un año antes del lanzamiento del juego.
Ya como parte de los estudios originales de Xbox, Halo llegó a la consola como parte de sus exclusivos. Sorprendentemente, se convirtió en la bandera que ondearía esta marca durante más de veinte años.
El primer título sentó las bases de lo que sería su experiencia. Eres el Jefe Maestro, un supersoldado listo para la batalla; el más rápido, el más fuerte, el único que puede salvarnos. Con un combate frenético y enemigos variados, esta entrega sorprende por todo lo que era capaz de alcanzar.
Combat Evolved nos lleva a través de naves humanas, colinas, planicies, pantanos, valles nevados e instalaciones alienígenas que guardan secretos. Todo aderezado con esa construcción de mundo y los primeros pasos de su narrativa que exploraríamos años más adelante.
Uno de sus puntos más fuertes es el giro de tuerca que ofrece el Flood cuando aparece. Enemigos voraces que no temen al enfrentamiento directo y cuyo aspecto repugnante eriza la piel. Uno nunca olvida la primera vez que se enfrenta a La Biblioteca y sus pisos que te llevan hasta el fondo del abismo.
A pesar de los años, Halo: Combat Evolved sigue siendo un título disfrutable y La Colección del Jefe Maestro es la mejor opción para volver al camino una vez más, ya sea por la nostalgia o para recordar el legado que nos regaló hace más de veinte años.