Mónaco, Francia.- Aunque su estado de salud no presenta ningún síntoma de alarmarse, el príncipe continuará trabajando desde su departamento, pero ya contagiado. Se llama Alberto II y es jefe de Estado del principado en Mónaco, pero fue diagnosticado por COVID-19. Queda más que demostrado entonces que este mortal virus no tiene ninguna distinción en cuanto a entorno y circunstancias. Le puede pegar tanto a una persona con mucho contacto en exterior como a un príncipe recluido, aislado y con el mínimo contacto con otra personas.

A principios de semana se le realizó la prueba a Alberto quien este jueves 19 por la mañana recibió la noticia de haber resultado positivo al test. Se suma entonces dentro de la larga lista de personas infectadas, en lo particular personajes conocidos a Serge Telle, quien es ministro del Estado.

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Dentro del incremento de contagios se encuentra el hecho de que nadie está libre de peligro. Si bien los grupos vulnerables a la muerte a causa de COVID-19 son personas con enfermedades crónicas. También los mayores de 60 años, no se aconseja dormir en los laureles. Además el riesgo para alguien «fuera» de los grupos vulnerables, encima de no ser nulo, es exactamente lo que se quiere evitar. El razonamiento a esto es que aunque una persona sea asintomática o el virus no le cause más allá que una similitud con Influenza estacionaria. Son portadores, es decir, quienes expanden la pandemia. Y es precisamente aquí donde está el foco rojo y por lo que el aislamiento voluntario aplica para todos. Pues una persona aún sin morir o sin presentar síntomas, puede ser portador y ayudar a que el virus se propague con fuerza.

Autoridades de salud en todo el globo siguen invitando a tomar la emergencia con responsabilidad. Así como estar unidos para detener el contagio.