La contaminación auditiva o acústica es uno de los factores ambientales que provocan más problemas de salud y que puede causar sordera.
No solo la contaminación atmosférica es la única que tiene aspectos perjudiciales para los seres vivos como muchas personas lo creen.
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Las ciudades se han convertido en el epicentro de un tipo de contaminación acústica, que, pese a su invisibilidad y a que la crisis del Coronavirus la ha reducido hasta el punto de casi añorarla, es terriblemente perjudicial para los seres humanos.
La contaminación acústica puede proceder de múltiples fuentes como: el ruido que generan los autos en el trafico, obras de construcción o niveles de música muy altos.
Además de dañar también a los animales y amenazar la supervivencia de muchas especies del reino animal.
Sus consecuencias pueden ser muy graves, pues el ruido excesivo y constante, además de causar sordera, pueden presentarse otros síntomas como: aceleración del pulso, aumento de la presión arterial, dolor de cabeza y ante sonidos más extremo gastritis o incluso infartos.
Por otro lado el ruido puede presentar episodios de estrés, fatiga, ansiedad, depresión o histeria.
El ruido puede afectar a nuestra capacidad de concentración, lo que provoca bajo rendimiento.