Placer desenfrenado…
Esta secuencia de posturas irá creando un camino sensorial delicioso en tu cuerpo y el de tu galán. Descubre las combinaciones, profundidades y los ritmos perfectos. Así que ponle toda la candela y ¡que viva el deseo en ti!
El inicio de todo
Los previos necesitan fluidez. A todas nos ha pasado que si de repente el asunto se pone torpe o atropellado, la excitación se nos empieza a escapar o sentimos que no estamos conectando con el galán en cuestión. Y mira que esta fase no es la de menos, es la base para tener orgasmos de locura.
POSTURA UNO: LA PINZA ENGARZADA
Él: Sentado en la cama con las piernas semidobladas como si fuera a hacer una flor de loto, abriendo las caderas. Relajado y cómodo.
Tú: Móntate en él pasando los pies detrás de su cadera. Espera… Aún no pegues tu pelvis, aunque sabemos que estás ansiosa. El tema de dejar un espacio es para jugar.
Así es: Debe haber una distancia cómoda para que él pueda tocarte, dejar que sus dedos se deslicen por tu clítoris y la entrada de tu vagina, y tú, obvio, puedas masajear su pene mientras las manos de ambos viajan por sus cuerpos: Espalda, pechos, abdomen… bésense el cuello, los brazos, las orejas y, evidentemente, la boca.
POSTURA DOS: 69 RENOVADO
No podemos iniciar la diversión sin un buen juego de orales, y éste es el momento. Entonces… Te encontrabas montada en él. Echa tu cuerpo hacia atrás para recostarte; en esa postura (en la que tu cadera aún está elevada sobre sus muslos), puedes darle mucha libertad para que él siga estimulándote manualmente.
Sin embargo, es hora de poner las bocas en acción. Así que ponte de costado, pídele o invítalo a acercar su boca a tu entrepierna y realiza lo mismo con la tuya.