En los años 90, el grupo Pachuca tomó la decisión de traer grupos de animación al futbol mexicano, con la finalidad de alentar a sus equipos a lo largo del juego.
Y, lejos de cumplir con el propósito inicial, las barras -como también se les conoce- , han intimidado al aficionado, e incluso, han llenado de violencia los estadios.
Violencia que manchó el balón y se tradujo en muertes al recordar los incidentes en el Estadio Corregidora la temporada pasada, con un grupo de «pseudo aficionados».
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Ante el caos, la Federación Mexicana de Futbol, decidió «vetar» el estadio y multar al equipo, en vista de un evento muy importante: el mundial de 2026.
Y, aunque es evidente que será difícil alejar a los grupos de animación, la gente exige, que la FMF tiene que dar un golpe sobre la mesa al poner sanciones severas y no de «chocolate» a los clubes y a los «ultras».
Medida de los equipos de la Liga MX
Por su parte, algunos equipos actuaron de manera rápida, como lo fue el Club Guadalajara, quien le prohibió el acceso a las barras y comenzó a trabajar en los registros de ingreso al estadio. Santos y Atlas hicieron lo mismo.
Otros equipos redujeron el número de «barristas» y aseguraron que serán vetados en caso de pelea. Finalmente, invitaron a las familias a asistir a los estadios, pues habrá total seguridad.
Quizá hay que entender que estas porras no encajan en la cultura del mexicano, y podrían volver a la base, familias en los estadios con el único fin de divertirse, ¿Cómo? con la «ola», con las porras, y con la tranquilidad, que, definitivamente, ya es no común en las gradas mexicanas.
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