México se ha convertido en el tercer país con más solicitudes de asilo a nivel global, según reveló la canciller Alicia Bárcena durante la inauguración de la reunión de titulares de embajadas y consulados mexicanos. El país ha recibido 140 mil peticiones, solo superado por Estados Unidos y Alemania.

Ante esta situación, el gobierno federal presentará esta tarde su estrategia migratoria, que contempla dos niveles importantes. Por un lado, se enfocará en brindar apoyo a los mexicanos que están fuera del país, y por otro, se centrará en gestionar los procesos de origen, tránsito, destino y retorno de los migrantes que atraviesan México.

La crisis migratoria, un problema complejo que requiere soluciones conjuntas

Bárcena reconoció que la crisis migratoria es uno de los problemas más complejos que enfrenta el país, ya que no todas las personas que solicitan asilo califican para ser refugiados. Además, destacó que muchos migrantes buscan oportunidades económicas y no necesariamente protección internacional.

El canciller también informó que revelará los detalles de la Cumbre de Palenque durante la tarde. Este encuentro tuvo lugar en Chiapas y contó con la participación de representantes y presidentes de países centroamericanos y del Caribe, con el objetivo de abordar la problemática migratoria en la región.

El aumento de migrantes no mexicanos y el peligro del río Bravo

En relación a la situación actual, Bárcena expresó su preocupación por el aumento de migrantes no mexicanos que atraviesan México en su camino hacia Estados Unidos. Señaló que ahora predominan los venezolanos, haitianos, africanos, guatemaltecos y colombianos, entre otros. Además, destacó que el río Bravo se ha convertido en un lugar peligroso y desolador para muchos migrantes.

La meta: cambiar la percepción de la migración como una obligación a una opción

La estrategia migratoria presentada por el gobierno mexicano busca afrontar estos desafíos y diferenciar entre aquellos que realmente necesitan asilo y aquellos que buscan mejores oportunidades económicas. La meta es cambiar la percepción de la migración como una obligación a una opción, respondiendo tanto a las necesidades humanitarias como a las realidades socioeconómicas de la región.

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