Las inundaciones en México no solo representan una amenaza para el patrimonio y la vida de miles de personas, también desencadenan un fenómeno preocupante: la migración climática interna. Año con año, los huracanes y otros fenómenos hidrometeorológicos han aumentado su intensidad, provocando inundaciones cada vez más severas, las cuales obligan a la población a abandonar su lugar de residencia, ya sea temporal o permanentemente, por supervivencia.
Según el Informe Global sobre Desplazamiento Interno 2024 del Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC), en el 2023 se registraron 196,000 desplazamientos internos por desastres en todo México.
Los desplazados internos suelen reubicarse en las principales metrópolis del país, lo que plantea un desafío adicional ante el crecimiento insostenible, sin planificación y los escenarios de crisis hídrica en las ciudades. Un estudio del Mayors Migration Council reveló que, de no implementarse estrategias de planificación urbana y políticas ambientales, México podría albergar hasta 8 millones de migrantes climáticos en ciudades como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara para el año 2050.
Úrsula Oswald Spring, del CRIM de la UNAM, destaca la importancia del ordenamiento territorial para proteger a la población ante el aumento de los eventos naturales extremos. En la Ciudad de México, por ejemplo, alrededor de 52 millones de personas podrían resultar afectadas debido a la urbanización descontrolada que ha destruido bosques y abatido acuíferos y ríos.
Migración climática por huracán Otis
El Huracán Otis, que golpeó cruelmente el estado de Guerrero el 25 de octubre en la costa Pacífica de México, fue responsable del 95% de la migración climática interna en el país durante el 2023. De hecho, su paso ocasionó el mayor número de desplazamientos en toda América en ese mismo año, según lo reportado por el IDMC.
Este desastre natural fue catalogado como el evento meteorológico más potente que ha golpeado la costa del Pacífico mexicano, después de que se intensificó de manera alarmante de tormenta tropical a huracán de categoría cinco en tan solo 12 horas.
El informe recalca que Otis acabó con cerca de 50,000 hogares, prolongando la problemática del desplazamiento de los damnificados. Algunos de los municipios más afectados se ubicaban en áreas rurales montañosas, dificultando notablemente el acceso a estas. Como si fuera poco, Guerrero se destaca por tener uno de los niveles de pobreza más altos del país, factor que disminuyó la capacidad de resiliencia de la población ante la catástrofe.
Otis no solo arrasó con la región, también dejó en evidencia para la comunidad científica que estamos a merced de fenómenos absolutamente inesperados. Las empresas aseguradoras aumentaron sus gastos, pero la mayor parte de las personas con menos ingresos no poseen seguros de vivienda, y mucho menos de vida.
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