Antes de juzgar a alguien, debes saber
Antes de juzgar a alguien, debes saber que solo te está brindando un vistazo de sí mismo, no de su ser completo.
Simplemente te muestran lo que quieren que veas, pero no la imagen completa. No la verdad completa.
Debes saber que han pasado por mucho más de lo que crees. Que sus cicatrices están escondidas. Que sus heridas estén cubiertas.
Y aunque parezca que no tienen pasado… Lo tienen. Todos lo hacemos.
Antes de juzgar a alguien, debes saber que son como tú. Han experimentado el amor, el dolor y todos los colores intermedios.
Al igual que tú, han sido felices, han estado tristes, han estado enamorados, han estado perdidos.
Es posible que no siempre muestren abiertamente o de todo corazón los muchos lados de sí mismos, pero eso no significa que no existan. Simplemente significa que tienes que mirar más para verlo.
Debes saber que son extensiones de ti mismo. Lo que no te gusta de otra persona es inherente y exactamente lo que no te gusta de ti mismo. Son reflejos de espejo del siempre cambiante «tú».
El mismo reflejo, mostrado bajo una luz diferente, bajo diferentes circunstancias. Están conectados contigo, como una estrella en el cielo de medianoche.
Conectados para formar las hermosas constelaciones que ves en una noche de verano claramente pintada.
Debes saber que ellos tienen sueños, aspiraciones y metas al igual que tú.
Entonces, antes de juzgar, debes saber… La compasión es la respuesta, no la pregunta. Porque la compasión cierra la brecha entre nosotros y los demás.
Luego allana el camino para relaciones mejores y más satisfactorias que enriquecen nuestra vida, en lugar de disminuirla. La compasión es la respuesta, no el juicio.