APUNTES… Sucedió lo previsible, ¿y ahora qué sigue?
26/01/2021 - Hace 4 años en MéxicoAPUNTES… Sucedió lo previsible, ¿y ahora qué sigue?
Por: Guillermo Fabela Quiñones
No por previsible deja de asombrar que el presidente López Obrador se contagiara con el virus COVID-19. Tampoco que la noticia haya dado la vuelta al mundo, mientras paralelamente se le deseé pronto restablecimiento. Esto pone de manifiesto que nuestro país es visto con mucho interés en el contexto internacional, gracias a que llevamos dos años de estabilidad política y financiera, en condiciones adversas por la pandemia y las inacabables presiones de los poderes fácticos, mal acostumbrados durante el periodo de la tecnocracia ultraconservadora a imponer sus condiciones.
Por otro lado, por si hicieran falta evidencias contundentes, se pone de manifiesto que el régimen de la Cuarta Transformación (4T), así como va no tiene futuro, pende de un hilo por la forma de gobernar del Mandatario: centraliza el poder al mismo tiempo que otorga amplias facultades a las fuerzas armadas y al súper secretario de Relaciones Exteriores. Aunque según el Presidente su contagio no es grave, y que se ajustará a los protocolos para sanar en el menor tiempo posible, lo ocurrido es preocupante en tanto que su gabinete depende sin cortapisas de sus directrices.
Los enemigos del cambio que prometió López Obrador se frotan las manos, como se advierte por el regocijo demostrado en las redes electrónicas luego de conocerse la noticia. Lo que no saben es que, sin el liderazgo de éste, el país colapsaría con efectos devastadores. No alcanzan a ver, por la ceguera derivada de su codicia, que en la Presidencia tienen a un aliado, no a un enemigo. En los dos primeros años del sexenio lo demostró con creces, y lo sigue probando. El plan de reactivación económica que presentó la recién nombrada secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, es prueba de ello.
Sin embargo, siguen machacando con su cantinela de que “mientras no haya la suficiente confianza, certeza jurídica y estado de derecho, no habrá más inversiones del sector privado”. Ahora menos, puntualizó el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Marcos Martínez Gavica, al surgir el riesgo de que la pandemia no se controle a la velocidad que se espera o que la estrategia de vacunación sea más lenta de lo previsto (La Jornada, lunes 25). ¡Cuando el mandatario lleva dos años vigilando cuidadosamente que se cumplan esos requisitos abstractos del sector empresarial!
Nunca como en la actualidad la inversión privada ha tenido tantas garantías de certeza jurídica, confianza y estado de Derecho. Esto lo saben perfectamente los verdaderos dirigentes del empresariado nacional, pero dejan a sus corifeos en las cámaras a su servicio que presionen sin descanso para que López Obrador siga por el camino trazado conjuntamente, antes incluso de convertirse en inquilino de Palacio Nacional. Tienen pleno convencimiento de que la continuidad del régimen salinista les hubiera resultado muy perturbador, por la absoluta falta de estado de derecho ante la firme interrelación de la cúpula política con el crimen organizado.
No es fortuito que en Brasil, tanto la derecha como la izquierda, por separado, el fin de semana salieran a las calles en Río de Janeiro y otras ciudades a protestar por el desgobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. A este lo rebasó no sólo la pandemia sino su absoluto desdén por las reglas elementales de una simulación democrática. Esto no ha sucedido en México, porque López Obrador aún no pierde la confianza de la ciudadanía que mantiene la esperanza en cambios sociales sin violencia.
Sin embargo, esto no será sostenible más tiempo, menos si se agravan las complicaciones de la pandemia y Morena continúa por el camino de las tranzas con la clase política tradicional, como es el caso en este momento previo a los comicios del próximo 6 de junio. ¿Qué pasará después de este proceso electoral? Así como está actuando el partido en el Gobierno, es decir con el consentimiento del mandatario, la 4T se quedará sin un rumbo político que sirva de escudo a las embestidas reaccionarias. A menos que surjan condiciones que cambien la estrategia presidencial en favor de su proyecto, lo cual no se observa por ahora. ¿Habrá tiempo?
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