Cómo olvidarte
Por: Iván Ramírez
Me dicen que olvide, cuando las cicatrices en mi cuerpo se ven a simple vista y a metros de distancia; me dicen que dé vuelta a la hoja, pero la historia, la maldita historia se tatuó en cada rincón de la casa donde el niño jugaba.
Disculpen ustedes, pero olvidarme de olvidar es lo único que puedo garantizar.
Olvidar para no culpar… mmm es algo complicado, y aunque sucede en momentos, sobre todo cuando leo un libro o veo una película, aun así, este hueco en el alma tiene memoria, tiene peso y una densidad que no me permite olvidar, ni dejarlo atrás.
Aún están ahí las recetas impagables, esperanzas de papel escritas con letra ilegible que debían tomarse cada seis u ocho horas durante siete días o una diaria durante toda la vida.
No importa lo que me digan, aún conservo su chamarra de piel y acaricio los cuatro remiendos que a regañadientes le hice para que la siguiera usando, era su favorita.
Sólo salió por la puerta, pero antes se despidió con un beso diciéndome “ahorita regreso”… ahora él me espera más allá de este lugar de deudas y supervivencia.
Podría seguir citando recuerdos, expresiones y remiendos compartidos o conocidos de oídas; historias cortas de vidas cortadas por una tragedia repentina o tras un largo calvario, pero no terminaría en una ni en cien cuartillas, pues México es enorme y está lleno de ellas.
Cómo olvidar que mientras el país era aplaudido por estar dentro de los 15 países con mayor crecimiento económico, había un silencio por tener a su vez uno de los sueldos más bajos del mundo. ¿Olvidar una guerra aparentemente sin sentido, cobrando vidas, llevándose tranquilidad y los ahorros de las familias?… una guerra que multiplicó los pueblos fantasmas a causa de miles de desaparecidos; desapariciones y guerra que después cobraron sentido cuando anunciaron con bombo y platillo ricos yacimientos de hidrocarburos en esos territorios en los que el terror ahuyentó a los pobladores y, curiosamente, mientras todo esto pasaba, los mismos 16 multimillonarios de los últimos sexenios aumentaban su fortuna (revista Forbes).
Olvidar que la mayor votación del partido gobernante se obtenía en los lugares donde había más pobreza, ignorancia y violencia; olvidar el bombardeo de noticias hablando de Venezuela cuando en el índice de desarrollo humano estamos por debajo de ellos, de Chile, Uruguay, Paraguay, trinidad y Tobago, Costa rica y Cuba (datos de la ONU).
Cifras oficiales hablando de seis mil 300 niños desaparecidos en los últimos 12 años mientras las ONG dedicadas a la búsqueda de infantes se refieren a más de 400 mil en el mismo lapso.
No debemos vivir en el pasado, hay que seguir adelante! -¡sí, sí, está bien! no me lo tienes que repetir una y otra vez, ¡lo entiendo!, pero eso sí, no me vengas a decir que no fuiste culpable o hiciste las cosas bien ¡carajo! No me digas que pensabas en mí o en mi familia mientras nos secuestraban, mataban y te robabas el dinero de los impuestos o las medicinas-.
Podría cerrar los ojos, la boca, cruzarme de brazos, poner la mente en blanco o irme al campo para respirar la brisa fresca o tierra mojada, pero aun así olería el hedor de tus cúpulas, quienes te hicieron verdaderamente inolvidable, PRIAN.