Por: Alejandro Flores de la Parra

Aunque parecía leyenda urbana, de esas de las que alguien asegura que pasó algo en Durango, pero nadie lo supo realmente, en el municipio de la capital se presentó un fenómeno meteorológico poco común, el pasado 19 de mayo, un tornado afectó a los habitantes de la comunidad serrana de ‘La Casita’, levantando el techo de sus viviendas y poniendo en riesgo su vida.

A través del regidor David Payán, los afectados solicitaron el apoyo del Ayuntamiento capitalino, por lo que este pasado fin de semana recibieron la visita del alcalde Jorge Salum del Palacio, quien hizo la entrega de láminas y material para ajustar, nuevamente, los techos de las viviendas, sin que tuvieran que seguir viviendo prácticamente a la intemperie.

La nota pasó inadvertida para muchos, tratándose además de una localidad que tiene una población muy pequeña, de menos de 50 habitantes; pero es, precisamente eso, lo que destaca la acción emprendida por el alcalde, quien no solo se comprometió y cumplió, sino que además acudiera personalmente a realizar la entrega y a ponerse al servicio de los afectados, para darle seguimiento a las necesidades que enfrentan más allá de lo ocurrido con el tornado, pues este tipo de localidades, suelen permanecer en el olvido de las administraciones. Ahí, acompañado de Valente Palomares, director municipal de Desarrollo Rural y su equipo, la entrega de láminas queda en segundo término, cuando el apoyo moral que representa su presencia y el compromiso y responsabilidad con que se decide apoyar a las comunidades, sin importar cuán pequeñas sean, queda por encima de todo.

La Casita, según el Catálogo de Localidades que desde 2010 tenía registrado la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), ahora Secretaría del Bienestar, es una comunidad rural activa considerada con un «Grado de Marginación: Muy Alto», en la que contar con el apoyo de las autoridades en una situación provocada por fuertes vientos, podría quedar lejos de su alcance y quizá se habrían conformado con que algún trabajador de la dependencia hubiese hecho la entrega de algunos metros de hule para silo y no que el propio presidente municipal acudiera con láminas de acero galvanizado.

Es de destacar, también, el trabajo que en conjunto están realizando algunos regidores con la administración municipal, sin distingo de partidos, colores e ideologías, sino con la única finalidad de realizar gestiones en favor de la ciudadanía, a sabiendas de que recibirán una respuesta positiva acompañada de acciones contundentes. Tal parece que, en la capital, hemos pasado de gestores de descuentos de agua potable y predial, a un verdadero trabajo conjunto que permita direccionar las acciones gubernamentales para una atención más eficiente de las necesidades de los duranguenses.

Esta dinámica de trabajo debe perdurar, pues en ninguna sociedad valen más unos que otros y, precisamente los más alejados y dispersos, deberían ser siempre los primeros en recibir el apoyo de las autoridades, ante cualquier eventualidad o emergencia. Enhorabuena por mostrar que, en Durango, valemos todos.

Twitter: @AlejandroFdelaP