PUERTA INTERIOR… No puedo respirar
Por: Norma Huizar
Estoy angustiado, pague de manera equivocada una tarjeta y la deuda seguirá creciendo. En el banco me dan respuesta en 15 días.
La casa se está goteando, la repararon hace un año y ahora tengo que pagar otra vez por repararla.
Si la pandemia sigue voy a perder el trabajo, y yo sostengo mi casa.
Los niños ya no soportan estar encerrados, gritan y ya no puedo entretenerlos con nada.
Perdimos lo poco que teníamos con las lluvias.
Estoy tan decepcionado de los políticos, no resuelven nada y el país se sigue hundiendo.
Estoy harto y cansado. Me duele la cabeza todo el día.
Así son las charlas con los amigos y conocidos. Charlas interminables por teléfono, donde nos escuchamos y confortamos mutuamente.
Estamos viviendo una realidad cruda, y lo peor, no vemos salida ni solución.
Tiene que terminar y todo se va a resolver. Vamos a estar bien, nos decimos no de manera hipócrita, sino con la intención de sentirnos mejor.
Que consuelo que estés al otro lado de la línea, le digo a mi prima.
Qué bueno que nos reímos hasta que nos duele el vientre.
Qué bien que no perdemos el sentido del humor, aunque nos esté cargando la tiznada.
No falta el amigo sarcástico, que dice que ahora con las lluvias que han caído, moriremos del mismo mal, ahogados ya sea por las inundaciones o asfixiados por la pandemia del COVID-19.
Lo cierto es que nos sentimos inseguros, y a la deriva.
Gracias a una gran amiga voy a nadar. Al sumergirme y escuchar el silencio bajo el agua, me digo que así quiero estar, flotando, sin oír nada y sin respirar.
Me duelen los que han muerto. Amigos, conocidos y desconocidos.
Me duele la indolencia de muchos que no piensan en los demás.
Me duele la ignorancia de otros, que solo se preocupan por ellos mismos y que decir del egoísmo de los que pueden quedarse en casa, pero que exponen a los otros, nomas “porque no aguanto estar encerrado”.
Las clases serán virtuales, y los niños y jóvenes se sienten desilusionados.
“Qué caso tienen las clases virtuales, si no aprendo nada”, dice mi hijo adolescente.
“Necesito ver a mis compañeros, a todos. Abrazarlos, estrecharnos las manos y platicar cara a cara”.
Extraño mi vida de antes.
¡Yo también extraño muchas cosas!… a veces no puedo respirar.
Twitter: @_NormaHuizar_