¿Realmente el destino de México está escrito, será que ya es nuestro fatum? AMLO nos está demostrando que no
28/03/2021 - Hace 4 años en México¿Realmente el destino de México está escrito, será que ya es nuestro fatum? AMLO nos está demostrando que no
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
La palabra fatum significa «lo dicho», haciendo referencia a «lo que está escrito», al destino, al vaticinio, o la predicción. En la mitología romana, fatum representa la personificación del destino. Fatum aparece en Roma como una potencia terrible y misteriosa que se impone a los propios dioses; vendría a ser la parte de felicidad o desgracia que le toca a cada ser, que le es asignada irrevocablemente y sin posibilidad de introducir cambio alguno.
Pensando en ello, surge la pregunta de si es el fatum la causa del atraso de nuestro país. Sin darle muchas vueltas la respuesta es que no es el fatum, es la política. No es que sobre México haya caído una maldición y entonces la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, la guerrilla, la violencia generalizada, las sandeces de los gobiernos anteriores al primero de diciembre del 2018, la narcopolítica, la política a secas, en fin, todo esto que nos ha tocado padecer no es el producto de causas independientes a la voluntad humana, sino que son actos políticos, cuyos responsables aquí en la tierra ocupan siempre los más altos cargos en los gobiernos y algunos en el sector privado. No es el Fatum, es la política.
En México la política ha sido nefasta. No ha servido para construir un país moderno sino, por el contrario, para llevarlo de vuelta a las cavernas, a la intolerancia política, a la ausencia de ideas, y han convertido, lo que debió ser un ejercicio de la democracia, inteligente y participativo, en una puja por el poder.
Las nuevas generaciones están despolitizadas justamente por el mal manejo de la política de los políticos profesionales. Aspiran a los cargos públicos como si fueran capos de la mafia que quieren quedarse con el control del negocio. Porque la política en México para muchos es eso, un negocio de compra venta tan rentable como el tráfico de drogas o la venta de armas. Y si para hacerse al aparato del poder hay que aliarse con bandas criminales, pues se hacen alianzas, se compran votos, se promueven masacres, se intimida a la población civil, es decir, resumiendo, se hace política a la mexicana.
Por eso tenemos el país que tenemos y por eso nos pasa lo que nos pasa. No se trata de una maldición o de un fatum (o destino señalado, como decían los antiguos) es la política, es la política. Dentro de la mitología griega, Moros es la personificación masculina del destino, de la suerte y tal vez de la depresión. Se dice que era ciego, transparente y oscura como su Madre, es parte de los llamados Dioses Oscuros o Daimons. Todos los Dioses estaban sometidos a Moros, y quienes se encargaban de ejecutar sus deseos eran las Moiras que son la personificación femenina del destino.
¿Realmente el destino de México este escrito? Eso pensábamos hasta hace poco más de dos años, incluso en la mente de los mexicanos existía una especie de resignación que se negaba a aceptarlo. En julio del 2018, más de treinta millones dijeron que no creían en el fatum, se llenaron de valor y enfrentaron a ese futuro inexorable y fatalista que se cumple más allá de la intervención humana tejido por dioses y fuerzas desconocidas. Era un asunto que no se entendía bien, pues quedaba en manos de perversas divinidades disfrazados de políticos.
Hoy, bajo el liderazgo del presidente López Obrador en que el país va cambiando gradualmente, nos hemos dado cuenta que el fatum no era la causa de nuestras desgracias, era la política.
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