Por: Dionel Sena

La mayoría de los problemas por los que atraviesan algunos morenistas en México pasan exactamente por lo mismo, es decir, su ADN “reeleccionista” que no les permite dejar el “hueso” y quieren seguir quizá de manera “vitalicia” en donde están, lo cual en estas épocas es cada vez más difícil de lograr, de ahí los desencuentros que ya son del dominio público, y que en definitiva no tienen para cuándo terminar, pues en puerta está la elección del dirigente nacional de Morena, que será en noviembre, y en donde la mayoría de los liderazgos tienen sus intereses inmersos, ya sea apoyando a Bertha Luján, Mario Delgado o Yeidckol Polevnsky, la que para no variar, quiere “reelegirse” aunque propiamente no se trate de una reelección como tal, pues en este momento no tiene el estatus de Presidenta, aunque en los hechos signifique exactamente lo mismo.

El caso más reciente del ADN “reeleccionista” del partido que gobierna este país se dio en la cámara alta, cuando -por órdenes de Ricardo Monreal-, se decidió quitar de la presidencia de la mesa directiva a Martí Batres, mismo que aún busca a como dé lugar quedarse en ese encargo, mismo que de lograr, lo mantendrá vigente los próximos años, ya sea para ser considerado un “presidenciable”, o en su defecto entrar al relevo de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, caso contrario será un senador más del montón y ello, podría marcar su carrera política en años cruciales -políticamente hablando-, como el 2021 y el 2024; la maniobra de sacarlo de la jugada podría considerarse para muchos un movimiento casi casi ajedrecista, sin embargo aún tiene la última palabra la Comisión de Honor y Justicia del partido, instancia ante la cual el citado ya se inconformó y sólo hay esperar la resolución a la cual llegan, no vaya a ser que Martí reciba su segundo descalabro en tan poco tiempo.

No es casualidad que hace días el propio Porfirio Muñoz Ledo (presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados) haya aparecido en una fotografía junto a Martí Batres, lanzando así una “advertencia” contra el golpismo, pues no es ningún secreto que también a él lo quieren mover y está claro que no se va a dejar, por lo que el buscar aliados en este momento es quizá lo más conveniente, al menos para hacer montón y ya en la reyerta a ver qué sale, sin embargo éste es otro caso de “reeleccionismo” que envuelve a otro morenista notable y si alguien sabe cómo sortear algo así, sería justamente el experimentado político que si de algo estamos seguro, es que no se iría en silencio, y cuidado porque cuando don Porfirio habla, los muros de Palacio Nacional se cimbran.

El cuarto caso -no menos importante- es lo que ocurre con Jaime Bonilla en Baja California, quien luego de ganar de manera contundente la elección a gobernador en aquella entidad bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional, de la noche a la mañana quiso -sin que nadie se diera cuenta- aumentar sus años de mandato de dos a cinco, bajo la complicidad de un congreso local corrupto, en una clara actitud “reeleccionista” sin que legalmente esté tipificado como tal, un caso que aún sigue siendo un escándalo nacional y al que, casualmente, ninguna autoridad del centro le ha entrado, no vaya a ser que el llamado “bonillazo” ya se cocinó y no nos hayamos dado cuenta; habrá que ver qué otro morenista en el corto plazo levanta la mano para “perpetuarse” en el puesto en el que está.

Hagan sus apuestas… 

Twitter: @dionelsena