El origen de los Premios Nobel se remonta al 27 de noviembre de 1895.
Alfred Nobel firmó su último testamento, en el que donaba la mayor parte de su fortuna a una serie de premios en Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz.
Así es como nacieron los Premios Nobel.
Un testamento que causó gran controversia, no solo para su familia.
Que se opuso rotundamente al establecimiento del Premio Nobel, sino también por la opinión pública a nivel internacional.
Pasaron años antes de que se diera el permiso de la familia a otorgar el primer Premio Nobel en 1901. Hoy, se considera el galardón más prestigioso del mundo.
Desde entonces, los Premios Nobel ha reconocido la labor de casi 600 galardonados.
Investigadores y literarios cuya aportación merece un hueco en un listado histórico, en el que figuran nombres tan ilustres Albert Einstein, Alexander Fleming, Martin Luther King Jr., Marie Curie.
El deseo de Alfred Nobel era que sus donativos sirvieran a un beneficio para la humanidad.
Según su voluntad, su patrimonio tendría que dividirse en cinco apartados.
En primer lugar, a los descubrimientos o inventos más importantes en el campo de la física. Otra parte, para la persona que haya realizado el descubrimiento o mejora química más importante.
Otra de las partes, debería ir destinada a la persona que hizo el descubrimiento más importante dentro del campo de la fisiología o la medicina.
Otra para la persona que en el campo de la literatura produjo el trabajo más destacado.
Por último, una, para la persona que ha hecho lo mejor para avanzar en la comunión entre las naciones, la abolición de los ejércitos permanentes y el establecimiento y promoción de congresos de paz.
Los Premios Nobel suponen hoy en día el reconocimiento más ilustre al que puede aspirar un profesional de las ciencias o las letras, o bien, aquellos que han trabajado por la paz de las naciones.
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