Dedicado a la memoria del crítico e historiador de la fotografía, José Antonio Rodríguez, y del fotoperiodista Marco Antonio Cruz.
Se llevó a cabo el VI Coloquio de la Mirada Documental, encuentro académico en el que 32 jóvenes historiadores compartieron avances de sus investigaciones sobre diversos temas.
Pero con un punto de partida común: el análisis de la imagen como documento.
Ese espíritu prevaleció en las ponencias presentadas por alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, del Instituto Mora.
De las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Iberoamericana y Autónoma Metropolitana.
Tuvo la moderación de un destacado especialista de la imagen: Ariel Arnal, Valeria Sánchez Michel, Gabriela Pulido, Arturo Ávila, Ernesto Peñaloza Méndez y Álvaro Vázquez Mantecón.
El primer álbum de “mujeres histéricas”
La primera mesa inició con la ponencia de la posdoctorante en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, Edith Vázquez, relativa al primer álbum de “mujeres histéricas”.
Conformado por casos de estudio del neurólogo francés Jean-Martin Charcot, en el Hospital de la Salpêtrière, en París, a mediados del siglo XIX.
La historiadora comentó que el hospicio formó parte de los refugios con los que la burguesía buscó paliar el problema de la indigencia en la ciudad.
Más de 30 mil vagabundos en los albores del siglo XVII, constituyendo una caridad institucionalizada.
“Una especie de prisión disfrazada de caridad, y ejecutada por instituciones que ejercían un poder de carácter formativo y disciplinario”.
Destacó que el principal interés científico de Charcot era analizar la histeria, en la cual observó componentes hereditarios.
Junto con sentimientos morales, traumas psicológicos y trastornos emocionales.
A este aspecto se sumaba la fascinación en el mundo del arte por el concepto de mujer fatal, en un contexto misógino y una burguesía hipócrita y puritana que le tenía fobia a la sexualidad:
“La figura de la femme fatale, la cual descubre a un objeto sexual débil y, a la vez, diabólico.
Dominaba el imaginario del público que observó en el siglo XIX las imágenes de las mujeres histéricas.
La población estaba convencida que la mujer estaba ligada al dolor y al sufrimiento, se pretendía que fueron sumisas y estériles en sus emociones.
De modo que sus manifestaciones pasionales en un escenario: el anfiteatro del Hospital de la Salpêtrière, generó un boom en París.
Las ‘puestas en escena’, promovidas por el propio Charcot, y abiertas al público, echaban mano de los dispositivos fotográficos más adelantados de la época”.
VI Coloquio de la Mirada Documental.
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