Los videojuegos fueron creados con un objetivo en mente: entretener. Al utilizar las herramientas tecnológicas disponibles, los primeros desarrolladores se encargaron de crear experiencias únicas para su público.
Si bien, todo este mundo empezó con partidas de ping pong, aplastar champiñones o volar naves espaciales, más pronto que tarde surgiría la vena competitiva. Tan solo hay que mirar de vuelta a las máquinas recreativas y sus tablas de puntuación.
De forma indirecta -o muy directa-, los videojuegos también han potenciado la competitividad. En un inicio era por conseguir el puntaje más alto y luego para demostrar nuestras habilidades por encima del resto.
Es entonces cuando, aprovechando la vena competitiva, surgieron los esports como concepto. El termino se acuñó para darle nombre a las competiciones en terrenos virtuales, en títulos que requerían de una gran destreza y reflejos perfectos.
Lo que empezó como enfrentamientos en recreativas y luego en reuniones con amigos, poco a poco iba madurando. Ya para finales del siglo pasado, había competencias de títulos como Age of Empires o Starcraft, dos de los juegos de esports por antonomasia.
Con la llegada del nuevo milenio la cosa continúo expandiéndose. La tecnología avanzó y con ello pudieron hacerse juegos cada vez más complejos y con mecánicas más rebuscadas. Esto derivó, inevitablemente, en una serie de títulos que terminarían de dar forma a los esports como fenómeno de masas.
Counter Strike, League of Legends y DOTA fueron algunos de los pioneros que todavía continúan vigentes. En años más recientes le siguieron títulos como Fortnite o Valorant, los cuales continúan esta tradición.
La competitividad se ha llevado a toda clase de títulos, ya sea desde simuladores deportivos, de carreras e incluso plataformeros a través de los speedruns. Se trata de un amplio abanico que encierra a todas las competencias que puedan realizarse desde un videojuego. Claro, si es que tienes las habilidades y el talento necesario.
Hoy en día, los esports son un medio por su cuenta. Los torneos más importantes de los títulos más populares atraen a millones cada año. Los premios son cada vez más atractivos y tener una carrera como jugador profesional es una carrera viable.
Es muy pronto para decir que se trata del futuro, pero la realidad es que este tipo de competencias llegó para quedarse y no se quieren ir.