APUNTES… Consulta ciudadana y estado de derecho
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El ejercicio ciudadano de reunir firmas para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) apruebe una consulta popular para enjuiciar a los cinco expresidentes de la República, demostró no sólo la trascendencia de que la ciudadanía empiece a participar en el proceso de instaurar la democracia en México, inédito después de más de dos siglos como nación independiente, sino la visión política del presidente López Obrador de involucrar a los ciudadanos en las decisiones que competen al Ejecutivo.
Se demostró que los firmantes, más de dos millones 700 mil, están conscientes de que sin su apoyo, el Mandatario por sí solo no podrá construir la Cuarta Transformación (4T). Es un paso significativo para alcanzar una meta demasiado compleja, mucho más después de que durante seis sexenios se socavaron las instituciones que surgieron de un proceso revolucionario, cuyo desgaste y corrupción dio margen a que una tecnocracia reaccionaria justificara su asalto a la República con una estrategia demoledora del Estado en su conjunto.
Es vital este procedimiento, por el imperativo de concientizar al pueblo de que tiene responsabilidades cívicas, más importantes que el sólo hecho de votar en los procesos electorales. Sin una necesaria concientización de la sociedad, será muy difícil avanzar en un proceso histórico que requiere la participación de todos, particularmente de las masas inmovilizadas y enajenadas por la propaganda engañosa de un régimen antidemocrático, sin escrúpulos y entregado al saqueo de los bienes públicos.
Lo que siga a continuación marcará de por sí un precedente histórico. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) deberá aprobar o no la pregunta formulada por el Ejecutivo a los ciudadanos de enjuiciar a los cinco exmandatarios del periodo neoliberal por sus actos de corrupción; si es constitucional o no dicha solicitud, y de serlo iniciar el proceso en el Congreso que concluiría con el decreto que mandate al Instituto Nacional Electoral (INE) a realizar la consulta el primer domingo de agosto del 2021, conforme a la Ley Federal de Consulta Popular promulgada el año 2015.
El ciudadano de a pie habrá de pensar que “para que tanto brinco siendo el suelo tan parejo”. Dirá que votó en el 2018 para hacer justicia, que el presidente López Obrador tiene facultades para ello. Sin embargo, lo fundamental en este momento, no sólo para el Mandatario sino para el país, es demostrar que la 4T se está llevando a cabo sin menoscabo del Estado de derecho, sino para reforzarlo. No proceder así daría margen para que los conservadores, con el apoyo de fuerzas extranjeras, tengan argumentos para socavar con más firmeza un régimen obligado a no dar pasos en falso.
En ello ha sido muy cuidadoso el Presidente, tanto que en ocasiones se pasa de precavido con el fin de no perder apoyos del sector privado. Lo paradójico es que procede de esa manera porque en su propio partido no encuentra la fortaleza necesaria para obrar sin tantos zigzagueos pragmáticos. Esto desconcierta a muchos de sus seguidores, quienes esperaban que llegara cortando cabezas y pusiera en prisión a los exmandatarios. ¿No son de sobra conocidos sus hechos contrarios al Estado de derecho y al progreso del país?
Pues sí, pero las cosas no funcionan así en la vida real, menos cuando los exmandatarios dejaron, además de la corrupción y criminalidad sin paralelo a nivel mundial, una enorme cadena de complicidades que son la carga más pesada que tiene sobre sus espaldas el actual Mandatario. De ahí el imperativo de no dar margen a que esa cadena se cierre sobre el gobierno y lo inmovilice, como sería el caso mientras no cuente con un partido capaz de movilizar a la ciudadanía y ser el escudo que necesita la 4T para desactivar los embates del conservadurismo.
Los reaccionarios a ultranza han demostrado estar decididos a todo para regresar al poder con el único fin de salvaguardar sus privilegios y evitar que México avance en la dirección histórica correcta: La democracia participativa con instituciones sólidas y firme Estado de derecho. Es hora de que Morena se organice y sea el pilar de la 4T, lo que implica se convierta en el motor que obligue al Presidente a dar pasos más progresistas.
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